Músico, a pesar de su madre

AutorSamuel Máynez Champion

Empero, son unos cuantos elegidos quienes tienen las agallas para contradecir los decretos familiares, o simplemente son aquellos cuyas pulsiones internas son tan fuertes que no existe otra posibilidad más que dedicarse a lo que más aman, costándoles lo que les cueste. Casos insignes abundan, y en todas las culturas, mas lo paradójico es que muchas veces las negativas familiares para escoger un camino volcado al arte, sirven de catalizadores de la voluntad y acaban por convertirse en el trampolín del que se salta para escoger una existencia vivida de acuerdo a los propios designios.

De uno de estos elegidos, para quien se sumó, además, la ceguera religiosa en la que cualquier deleite era pecado, podría servirnos de ejemplo para entender la necesidad de acatar los mandatos vocacionales. A la larga, una profesión ejercida sin pasión genera huecos en la personalidad que coartan la plenitud emocional del individuo. Y viceversa, una "carrera" artística, desempeñada con devoción, generalmente da frutos de valía.

Pues bien, hablamos de un compositor que se las vio negras con la negativa de su progeni-tora para permitirle -no obstante las señales de que su capacidad podía depararle fama, reconocimiento y riquezas materiales- que se dedicara a seguir los dictados de su interioridad. Su nombre, Gëorg PhilippTelemann, y nos acercamos ahora a su figura, ya que en este 25 de junio de 2017 se celebra el cuarto de milenio de su desaparición física.

Es mucho lo que puede escribirse sobre su relevancia histórica y, de hecho, ya lo hemos abordado en otros textos -lo mencionamos como el compositor más prolífico de Occidente, como creador de una música acuática equiparable a la de su amigo Händel, como autor de una suite sobre el Quijote en la que aparece un primer ejemplo de ironía musical, y como el padre de una de las suites de música de mesa más notables de su género- (Händel "plagió" no menos de 15 de sus temas), pero no está por demás establecer que también fue un pionero en el repertorio de concierto; al escribir -así se cree-el primer concierto para un instrumento sobre el que nunca hubo muchas expectativas, es decir, para la viola(1), amén de que en su época se le consideró como el compositor más prominente de su generación, eclipsando, ni más ni menos, que al mismo J. S. Bach.

Con lo antedicho podemos proceder al relato de su larga y productiva vida -murió a los 86 años-, sin importar que debamos contentarnos con los aspectos más sobresalientes. Su...

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