Nación Bosques

AutorFabrizio Mejía Madrid

Como sea, y según los cálculos de Gérard Malgat en la biografía que publicó en 2013, La diplomacia al servicio de la libertad. París-Marsella, 1933-1942, Bosques expidió 80 mil documentos desde su encargo en la legación diplomática de México en París y Marsella, de los cuales casi la mitad fueron para los españoles que huían de la dictadura de Franco y la otra, de quienes buscaban salir de la Francia ocupada por los nazis. Sólo 20 mil pudieron emigrar, nos dice Malgat. Imagino a un ejército de desamparados vagando por los retenes de la guerra exhibiendo un papel que decía que México los aceptaba para un viaje que nunca tuvo barco. Sabemos que muchos de los que no pudieron irse fueron a la resistencia contra el fascismo en Italia, Yugoslavia y la propia Alemania. Otros terminaron en los campos de exterminio fantaseando con el país que selló sus documentos con un águila y una serpiente.

La otra parte del pueblo de Gilberto Bosques fueron los miles que llegaron a México y que terminaron arraigados acá o en tránsito hacia Nueva York y Buenos Aires. Es la multitud que, tras el regreso de Bosques a México, luego de su arresto domiciliario decretado por la Gestapo, lo recibe el 29 de marzo de 1944 en la estación de trenes de Buenavista: "Más de 3 mil rostros" -según la crónica de ese día de Luis Spota en Últimas Noticias- gritando vivas en 10 idiomas, las banderas de México y de la República, el agradecimiento centrado en una persona que les dio un papelito que significó seguir viviendo.

Para la derecha profalangista, como la de Acción Nacional -Manuel Gómez Mo-rin y Efraín González Luna proponen una hermandad "hispanista" con el dictador Francisco Franco, es decir, imperial, católica y hablada en castellano- el asilo de México a los perseguidos por el fascismo era inadmisible y un "error". Los diarios Excélsior, Novedades, El Universal y La Nación, del PAN, encabezan una campaña contra "los rojos", los ateos que llegan, de acuerdo con el columnista Alfonso Junco, después de la derrota "del bolchevismo en España, del desenfreno de incendiarios y asesinos bajo la complicidad o impotencia del gobierno; ante el caos social que despedazaba todo derecho, toda garantía, toda dignidad, toda eficaz defensa por vías legales, brotó la insurrección de un pueblo resuelto a vivir. A mí me parece natural en todo hombre recto -no digamos en todo cristiano- una actitud de admiración y simpatía para quien ha limpiado de carroña bolchevique su patria" (El...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR