Nagorno-Karabaj: ¿Es necesaria una nueva guerra?

AutorCarlos Martínez Assad

Un sirio explica desde Azerbaiyán: "La situación es terrible. Terrible. Hay disparos todos los días. Estamos en medio de una tormenta. No hay descanso. Muchos hombres han desaparecido y no los encontramos".

Él es uno de los cientos de mercenarios sirios que están siendo enviados por Turquía para combatir en contra de Armenia en la disputa por el control de Nagorno-Karabaj en Azerbaiyán, un territorio poblado mayoritariamente por armenios que reclamaron su autonomía desde 1980 y que insisten en crear una entidad aparte.

Armenia es un país de casi 10 millones de habitantes y Azerbaiyán apenas cuenta con 3 millones. Ambos recuperaron su independencia cuando la URSS se desmembró entre 1989 y 1991. Los separatistas son apoyados desde luego por Armenia por lo que el gobierno de Ereván decidió ocuparlo para crear una "franja de seguridad" para unir su país con los territorios azerbaiyanos, motivo de la disputa. Armenia es cristiana desde tiempos remotos, y Azerbaiyán es musulmán, con un destacado laicismo tolerante.

Diferentes naciones tienen intereses en esa región con fronteras porosas, por esa razón es un sirio quien relata lo que allí se está viviendo. Armenia y Azerbaiyán forman una suerte de corredor entre Europa y Asia, pero además el segundo cuenta con reservas de gas natural y petróleo crudo, razones para despertar los intereses de los países que le rodean, en particular Turquía, Rusia e Irán.

La industria del reclutamiento

La guerra en Siria desde 2011 hasta nuestros días ha convocado a las potencias y a varios países, pero cuando ésta se acerca al final las posibilidades de actuar en esa compleja región se han limitado. La guerra siria ha provocado una crisis humanitaria sin precedente, con medio millón de muertos y la salida de aproximadamente 10 millones de personas. Los que quedan ahora en ese maltrecho país enfrentan la hambruna y las escasas perspectivas de vida que los involucran con la industria del reclutamiento.

La emigración llegó al tope y lo saben, por eso son otras las opciones, como aceptar los ofrecimientos de Turquía para intervenir en la disputa entre Azerbaiyán y Armenia o, aún más lejos, tomar las armas de Rusia para ir a combatir en Libia.

Y en ese ir y venir de los pueblos de la región, a los armenios -que debido a sus escasas condiciones de vida habían decidido encontrar en Líbano su destino reuniéndose con la amplia comunidad de ese origen- la grave crisis por la que atraviesa ese país los ha obligado a regresar...

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