Nahui Olin, "una mujer sobrenatural": Tomás Zurián

AutorJudith Amador Tello y Armando Ponce

Imaginar a Carmen Mondragón cabalgando, completamente desnuda, en el rancho de su familia no es difícil, puesto que su imponente carácter rompió con los cánones de su época y la llevaron a ser no sólo la reconocida y mítica pintora Nahui Olin, sino una mujer con muchos otros intereses, como la poesía, la filosofía, las matemáticas y las ciencias exactas. No hubo límites para su imaginación. Pero esa sensual imagen que bien podría sumarse a las series de desnudos que le hicieron Antonio Garduño o Edward Weston, nunca existió. Sólo forma parte del imaginario, del mito construido en torno a la artista, en el cual se han incluido otros hechos falsos, como su locura y la miseria de sus últimos días que la orillaron, supuestamente, a vender sus fotos de desnudo en la Alameda Central vestida en harapos.

Hasta la existencia de un pestilente abrigo de pieles curtidas de gatos que la cubrían en su deambular por la entrañable avenida San Juan de Letrán, hoy Lázaro Cárdenas, en el Centro.

El restaurador Tomás Zurián, quien fuera director del entonces Centro Nacional de Conservación de Obras Artísticas (Cencoa) del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), tenaz investigador de la vida y obra de la creadora (de la cual prepara una biografía) y su principal promotor (ha repartido hasta ahora más de 8 mil 200 fotografías con el fin de hacer su rostro tan reconocible como el de La Gioconda (Proceso, 1745), va desbaratando una a una las falsas historias:

¿Cabalgar desnuda?

No lo hubiera permitido nunca la rígida disciplina moral, impuesta por su madre, doña Mercedes Valseca, y aún menos su padre, el general Manuel Mondragón, ya que hubiera provocado un escándalo en los altos niveles sociopolíticos en los que se movía. Creo que debemos descartar esta equivocada imagen de Carmen, surgida de un sinsentido.

En su casa de Coyoacán, refugio de su pasión e interés artístico e intelectual por María del Carmen Mondragón Valseca (1893-1978), bautizada como Nahui Olin por el pintor Gerardo Murillo Dr. Atl, el especialista habla de la muestra Nahui Olin. La mirada infinita, abierta al público el viernes 15 de junio en el Museo Nacional de Arte (Munal), ubicado en Tacuba 8, Centro Histórico.

"La idea fundamental que anima a toda la exposición es ubicar a Nahui Olin en el lugar que le pertenece dentro del desarrollo de las artes plásticas, de la literatura y de todos los múltiples temas que abordó. Porque sus intereses culturales abarcan un amplio espectro temático, desde las teorías dionisiacas de Friedrich Nietzsche, la ironía burlesca de Voltaire, el refinado razonamiento de Blas Pascal, o los literatos como Alphonse Lamartine y Alfred de Musset. Desde niña estaba acostumbrada a leerlos, desde su estancia en París cuando su padre fue a realizar una serie de cañones y rifles para el gobierno de Porfirio Díaz."

Más de 250 obras, provenientes de museos, como el propio Munal, el de Arte Moderno, Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, Casa Diego Rivera de Guanajuato, del Estanquillo, entre otros, y colecciones privadas, como la del mismo Zurián...

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