Los narcoblindados

AutorJuan Alberto Cedillo

REYNOSA, TAMPS.- Los monstruos, vehículos blindados de manera artesanal por el Cártel del Golfo, se ensamblaban en un taller clandestino de Camargo, municipio de la "frontera chica" tamaulipeca.

En junio de 2011, efectivos de la VIII Zona Militar con sede en Reynosa catearon una bodega-taller, donde encontraron dos monstruos terminados y otros 23 en proceso de armado.

Estas unidades son resultado de la "paramilitarización de la delincuencia organizada impulsada por Los Zetas", dice a Proceso Guadalupe Contreras-Correa, investigadora de la Universidad de Texas, en Brownsville, y explica: "El grupo de Los Zetas se formó a partir de elementos que pertenecieron a grupos de élite del Ejército Mexicano y fueron entrenados por asesores extranjeros en manejo de armamento altamente especializado y labores de contrainsurgencia".

Añade que un efecto de la paramilitarización introducida por Los Zetas implicó la profesionalización de las prácticas para eliminar al adversario: el uso de tácticas de ataque no convencionales, como la utilización de autosbomba y granadas de fragmentación, secuestros masivos y bloqueos de la vía pública o "narcobloqueos".

Además, prosigue, introdujeron armamento pesado y vehículos blindados, como los fabricados por el mismo grupo y por el Cártel del Golfo.

En el taller clandestino de Camargo se modificaban todo tipo de vehículos para convertirlos en monstruos: tráileres, camiones de carga y de volteo, plataformas e incluso tractores.

Un oficial de la Octava Zona Militar explica que a esos vehículos se les modificaba la suspensión para que soportara hasta 30 toneladas de peso. Posteriormente, indica, se recubría el motor, la cabina y la parte trasera con placas de acero de al menos una pulgada de grosor. Las defensas originales eran sustituidas por trozos de rieles de ferrocarril.

El militar subraya que el blindaje de las unidades puede resistir ataques con rifles de asalto AK47 y AR15, así como con balas calibre .50 y granadas de 40 milímetros.

Se diseñaron varios "modelos"; desde uno parecido al Papamóvü, un vehículo ligero cuya cabina blindada albergaba a un par de tiradores, hasta camiones de carga con capacidad para transportar a 20 francotiradores. Las paredes internas de estos vehículos eran recubiertas con po-liuretano para amortiguar el ruido producido por los disparos de los fusiles de asalto.

El nuevo equipo

Durante 2010 era frecuente ver a los monstruos circulando por las tradicionales rutas del narcotráfico que...

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