El narcoterrorismo impone su ley

AutorLuciano Campos Garza

Monterrey, NL.- El narcoterrorismo ya está instalado en Nuevo León. Su huella se observa todos los días: coches-bomba; cuerpos decapitados, descuartizados o colgados en la vía pública; granadas lanzadas contra patrullas y cuarteles… En contraparte, el gobierno del priista Rodrigo Medina se agazapa, se achica, se desquicia, rebasado e incapaz de restaurar el orden.

Y si no se recupera pronto la seguridad, Nuevo León puede volverse, como Tamaulipas, un estado sin gobierno; el noreste de México se convertirá en una región fallida, dominada por la delincuencia, advierten analistas y expertos consultados por Proceso.

El criminólogo Ramiro Ramírez Pérez señala que las fuerzas de la delincuencia ya rebasaron a las del orden. Por simple incapacidad técnica, asegura, las policías de Nuevo León no pueden combatir a los cárteles que se disputan el territorio de la entidad.

Los criminales tienen más y mejores armas y no hay uniformados suficientes para enfrentarlos. El gobernador no tiene capacidad de fuego para sostener un combate y las fuerzas del estado están rebasadas, afirma el doctor en derecho con especialidad en criminología por la Universidad Complutense de Madrid.

Frente a esa ausencia de ley, dice, los criminales recurren a tácticas de terrorismo para infundir miedo a la población. Intimidada, la sociedad es más fácil de manipular.

“A una persona que matan (los criminales) no la desaparecen, la dejan exhibida. No sólo buscan impactar a los grupos rivales, sino a la ciudadanía, porque una comunidad envuelta en pánico es más fácil de tomar y de agredir. Son expresiones de narcoterrorismo no sólo para desestabilizar al gobierno sino para sumir a la comunidad en un miedo permanente”, apunta.

Y el fenómeno crece en la medida en que el estado sólo es un ente de reacción, dice el catedrático de la Universidad Autónoma de Nuevo León, y agrega que no se observa un trabajo institucional de prevención; el problema no es exclusivo de la policía; también, indica, falta mucho trabajo de educación familiar intramuros.

“Esto no se resuelve a balazos ni con policías. Mientras no se combatan directamente las causas jamás se controlarán los efectos. El narco es un síntoma, no la enfermedad. El problema empieza en la familia que ha perdido los valores”, asegura.

Sin perspectivas

El pasado ha sido el mes más cruento en la historia de Nuevo León. En esos primeros 31 días de 2011 se acumularon 98 ejecuciones, más que las 75 de todo 2008 y las 97 de 2009.

La...

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