Una niña bien... mala / ¿Has fantaseado con la mamá de tu mejor amigo?

El fin pasado un ex novio con quien aún mantengo muy buena relación me invitó a la fiesta de cumpleaños de su mejor amigo de la infancia. La reunión sería en casa de la mamá del cumpleañero, a quien yo conocía muy bien y con quien ya antes me había aventado unas borracheras marca diablo, así que con toda la alegría del mundo me dispuse a asistir y casi fui la primera en llegar. Aquella señora era una diosa en la totalidad de la palabra. Una mujer imponente, sexy, interesante y con una dulzura inigualable. Era la pesadilla de cualquier chavito de secundaria y prepa, pues todos sus amigos la querían parchar. Por supuesto era el más popular de la escuela, pues todos preferían hacer los trabajos en su casa con tal de ver a su mamá y, especialmente mi ex novio, siempre tuvo una obsesión con ella y ¡hasta al sicólogo lo mandó!

La fiesta fue épica y llena de intensidad ¡justo como a mí me gustan! Y, desde luego, entre una copa y otra, la gente se fue relajando y los ligues se desataron. Desde el primer instante yo le había echado el ojito a un amigo de mi ex novio que siempre me había llamado la atención, pero que justo ese día se veía especial. Mis ojos lo siguieron por toda la casa hasta que lo tuve a unos metros de distancia y me atreví a acercarme para indagar si esperaba a alguien o si podía invitarlo a alguna de mis locuras, así que me agité un poco el cabello, bajé de mi hombro uno de los tirantes de mi pequeñísimo vestido, me ajusté los tacones y sigilosamente me acerqué a él por detrás para susurrarle un saludo al oído.

Sorprendido, volteó y al percibir mi perfume cerró los ojos. Luego de un suspiro, gritó eufórico mi nombre y se paró para abrazarme.

- ¿Cómo has estado? ¡Hace mil años que no te veo!

Y sin dejarlo terminar, le planté un beso en la boca que lo dejó mudo.

Mis ojitos brillaron en cuanto me enteré que esperaba a alguien y de inmediato le propuse que me diera un poco de libertad para ligar con su amiga a fin de explorar si podríamos tener algo los tres y, como podrán imaginarse, el brillo de mis ojos pasó a los suyos y mil fantasías rolaron por su mente.

Al fin llegó la mentada amiga y, aunque tarde, la espera valió la pena porque se veía espectacular. Por supuesto me tomó otro par de horas hacerme su súper amiga, pero el encuentro cercano del tercer tipo que tenía planeado fue de lo más fácil una vez que el hielo se rompió, así que aproveché un momento en el que ellos se besaban para sacar mi comentario filoso pidiendo...

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