Una niña bien... mala / Paros, marchas y caos sexual

Las últimas semanas, la Ciudad de México han sido una locura entre marchas, paros y lluvias que lo único que han provocado, ha sido un caos vial como nunca lo habíamos vivido los capitalinos.

Por lo menos a mí me tocó sufrir casi todos los días de la semana pasada y pasé varias horas atorada en medio de cientos de coches, por eso, cuando me vi varada en pleno Periférico, decidí meterle un poco de jiribilla al asunto y no dejarme agobiar por la situación.

Justo ese día una buena amiga y yo íbamos camino a encontrarnos con su jefe, quien le había sugerido sutilmente que si le lograba concertar un trío, la plaza superior vacante sería suya. Mi amiga nunca en su vida había experimentado algo así y por eso recurrió a mí cuando su jefe lanzó tal condicionante.

Habíamos quedado de vernos en el departamento de él muy al sur de la Ciudad y se nos hizo fácil tomar Periférico para llegar mucho más rápido. Lo que no sabíamos era que los dichosos maestros nos iban a hacer quedarnos totalmente estacionadas durante horas en medio de aquel caótico escenario.

Ya podrán imaginarse el estado de crisis nerviosa por el que pasaba mi amiga pues, no sólo no llegaríamos al encuentro esperado, sino que encima de todo no teníamos opción para salir de ahí, así que yo comencé a hacerle plática con el fin de distraerla y bajarle la histeria, pues no hay nada peor que encontrarte encerrada en el mismo coche con una mujer al borde de la neurosis.

-¿De verdad nunca antes has besado a otra mujer?

Aquella pregunta logró cautivar la atención de mi amiga y a partir de ahí nuestra plática comenzó a interesarla hasta hacerla olvidar el embrollo en el que nos encontrábamos.

Poco a poco fui llevando nuestra conversación hasta el punto en el que le propuse ir practicando para que cuando al fin pudiéramos estar con su jefe, las cosas fluyeran naturalmente.

¡Debieron haber visto su cara ante tal propuesta!

Congelada y súper sacada de onda, aquella mujercita se me quedó viendo con esa mirada que denota inquietud, nerviosismo y antojo al mismo tiempo y, antes de que pudiera reaccionar, apagué mi coche, puse el freno de mano y me lancé sobre ella para abrumarla con un beso intenso que la hizo cerrar los ojos y la puso a mi total disposición.

Aprovechando que la tenía absorta en sus sensaciones, comencé a subir una de mis manos por su pierna y comencé a prenderla cada vez más al recorrer aún por encima de su ropa su cuerpo entero para acostumbrarlo a mí. Cuando al fin me separé de ella...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR