El Valedor/ No anexión, absorción...

Mis valedores: asombro y horror; espeluznos provocan en mí reflexiones acerca del expansionismo imperial como estas que acaba de externar H. D. Steffan en el matutino de ayer, anteayer:

La ruptura de las relaciones diplomáticas de Uruguay con Cuba; el golpe de Estado en Venezuela; la cancelación de las negociaciones de paz en Colombia y la destrucción económica de Argentina para liquidar el MERCOSUR, muestran los dramáticos avances de la recolonización de América Latina. Después de dos siglos, la esencia anexionista de la doctrina Monroe se ha convertido en el principio rector decisivo del hemisferio. Con América del Norte y Centroamérica bajo el control absoluto de Washington, el último campo de batalla anexionista es América del Sur...

Anexionismo que se inició apenas las colonias de la nueva república federativa se declararon independientes de Inglaterra. Ya en la primera mitad del siglo XIX lo proclamaba el North American:

"La anexión de México nos presenta la posibilidad más brillante". Pero décadas más tarde lo corregía el Munsey Magazine: "No anexión. Absorción es la palabra. La Historia nos da lecciones que permiten esperar confiadamente ese resultado: absorción".

Una absorción de México que se habría de llevar a cabo desde las disciplinas de la política y la cultura, la economía y las finanzas, etc. sin que a los gobiernos al sur del Bravo les sirviesen de nada las advertencias de los Bolívar, Juárez, Martí, que ya desde el XIX clamaban en el desierto iberoamericano:

¡Cuidado! EU tiene sobre nuestros países miras muy distintas a las nuestras! ¡Miras de factoría y de pontón estratégico! ¡Cuidado!

Pero mis valedores: semejantes mensajes admonitorios no vienen sólo del XIX ni sólo de visionarios de nuestros lares, no. Yo, espulgando la Historia -sé lo que digo- encontré este urgido mensaje que hasta el monarca español hizo llegar el Conde de Aranda, su ministro, ¡y esto en la primera mitad del XVIII, cuando nuestro país aún no soñaba con la independencia como para que sus gobernantes lo ofertaran a Washington! Decía el español de las colonias recién desahijadas de la metrópoli inglesa:

"Esta república federativa ha nacido pigmea (...) Mañana será gigante conforme vaya consolidando su constitución, y después un coloso irresistible en aquellas regiones. En este estado se olvidará de los beneficios que ha recibido (de Francia y España) y no pensará más que en su engrandecimiento. La libertad de religión, la facilidad de establecer...

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