...Y si no fue atentado, fue negligencia

AutorRosalía Vergara

La explosión del 31 de enero en el edificio B-2 de las oficinas centrales de Petróleos Mexicanos (Pemex) es resultado de la negligencia de su Consejo de Administración, pero también de la dirigencia del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM).

Para salir del paso, el gobierno de Enrique Peña Nieto hizo a un lado a los expertos de la empresa para dirigir la investigación hacia un "accidente" provocado por una fuga de gas metano.

Los protocolos de seguridad de Pemex echan abajo la tesis de la acumulación prolongada de gas metano. Según la Hoja de Datos de Seguridad para Sustancias Químicas de Gas y Petroquímica Básica de Pemex, ese elemento químico es más ligero que el oxígeno y si se acumula puede provocar asfixia. Esto hubiera sucedido con las personas presentes en el edificio antes de la explosión.

Entrevistados por Proceso, Jesús Salmerón, exasesor de la dirección de Pemex, y Salvador Hernández Ayala, extrabajador de la paraestatal y miembro del Movimiento Petrolero Independiente Lázaro

Cárdenas (la disidencia sindical petrolera de los años noventa), afirman que en todo caso la explosión puso al descubierto la negligencia en la empresa petrolera.

Conocedores de la historia de Pemex, donde trabajaron antes de que se construyera el Complejo Administrativo, los entrevistados cuestionan la versión oficial sobre el siniestro que cobró la vida de 37 personas y dejó heridas a más de 100, con base en su contrato colectivo de trabajo 2011-2013, los reglamentos de seguridad e higiene y la NOM-019-STPS-2011 sobre la formación y capacitación de las Comisiones Mixtas de Seguridad e Higiene en los centros de trabajo.

¿Dónde están los 27 miembros de la Comisión Mixta de Seguridad e Higiene para la Sección 34 del sindicato petrolero, de parte del Consejo de Administración? ¿Quiénes son? ¿Por qué en vez de dicha comisión, está a cargo de la investigación el gabinete de seguridad de Enrique Peña Nieto?, cuestionan.

Después de la explosión del 31 de enero, el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, se convirtió por decisión presidencial en el responsable de la investigación; tardó cinco días en anunciar los primeros resultados. La versión oficial es que un chispazo causó la explosión porque en el sótano había una gran concentración de metano, pero no han conseguido demostrar el origen del gas.

No obstante, el director adjunto de la empresa Conservación Pilotes de Control, S.A. (Copicosa), César Falcón, le dijo a la reportera Elia Baltazar, de CNN México, que en septiembre se realizó el último moni-toreo de gas y explosividad en el complejo como parte del protocolo de seguridad, y que el resultado es que "desde que comenzamos a trabajar (hace cuatro décadas) allí había habido un índice cero". Y ha reiterado que el jefe de la cuadrilla que ahí trabajaba no percibió "nada raro".

Para los extrabajadores de Pemex entrevistados, las autoridades están adecuando los hechos a la supuesta causa, no indagando el origen real del estallido, lo que en vez de disipar dudas exhibe más la vulnerabilidad de una empresa que genera 40% del patrimonio nacional.

Por eso comparan el caso con las explosiones de San Juanico, en 1984, y de Gua-dalajara, en 1992. Esta última motivó al entonces...

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