No más represión promete Tonatiuh Guillén

AutorMathieu Tourliere

A tres semanas de que Andrés Manuel López Obrador asuma el gobierno, México tiene encima la atención internacional: por lo menos 7 mil centroamericanos atraviesan el país rumbo a Estados Unidos en cuatro caravanas, que retan las medidas antimigrantes establecidas en el sexenio de Enrique Peña Nieto y la furia xenófoba de Donald Trump. Tonatiuh Guillén López, quien encabezará el Instituto Nacional de Migración (INM) en el gobierno entrante, promete darles un giro radical a las prácticas en la materia. Asegura que acabará con las deportaciones sistemáticas, el Plan Frontera Sur, así como la captura y el encarcelamiento de migrantes "como primera instancia".

"El gran desafío del nuevo diseño de la política migratoria es trascender el concepto de contención y consolidar el concepto de derechos humanos y de desarrollo (...), sacar la movilidad de las personas del mapa de la seguridad nacional", dice el sociólogo entrevistado por Proceso.

-¿No habrá más redadas en las vías del tren? ¿No más operativos nocturnos o en los autobuses en los estados del sur?

-No. Cuando hablamos del respeto a las personas, a los derechos humanos y a su cuidado, hay prácticas que no pueden estar en el escenario del INM. En general, todo esto que se llama operativos debemos cambiarlo sustancialmente.

-¿No sólo cambiarle el nombre?

-No sólo el nombre, sustancialmente.

Plantea que, "en el corto plazo", el gobierno entrante adoptará medidas para que las personas "tengan las opciones para moverse en México de manera formal... No sería el concepto de garantizar un paso seguro, porque se presta a todas las malas interpretaciones del mundo. Es, más bien, formalizar la presencia (de las personas migrantes) de tal manera que todos los canales de movilidad los puedan tener accesibles".

El académico afirma que "la política mexicana de los últimos años estuvo concentrada en la detención y la deportación", y tuvo su "clímax" el pasado 19 de octubre, cuando agentes de la Policía Federal rociaron con gases lacrimógenos a miles de personas aglutinadas en el puente fronterizo entre Guatemala y México para impedir que ingresaran a este país.

"Fue la punta más explícita de un posi-cionamiento de fuerza del gobierno mexicano frente a una migración que huye de condiciones conocidas por todos... Tengo la convicción de que ese enfoque se modificará rápidamente", dice.

Para su futuro titular, el INM "ideal" es la antítesis del actual: además de abandonar métodos represivos y de darles refugio...

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