"No voy a escribir más..."

AutorRafael Croda

CARTAGENA DE INDIAS, COLOMBIA.- El periodista colombiano Juan Gossaín tiene muy presente cada instante de la noche en que su amigo, el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, le confesó en este puerto colonial del Caribe colombiano que no volvería a escribir porque la memoria lo había abandonado. Desde el gran balcón de su departamento en lo alto de un edificio del sector de Bo-cagrande, en Cartagena, Gossaín señala un recinto oficial de la Presidencia de Colombia que está en el islote de enfrente, a unos 300 metros:

-Esa es la Casa de Huéspedes Ilustres; fue ahí donde nos encontramos esa noche, en una recepción que ofrecía Lina Moreno, la esposa del entonces presidente Alvaro Uribe Vélez.

Era la noche del sábado 27 de enero de 2007. García Márquez se encontraba en Cartagena para asistir al Hay Festival, que le rindió un homenaje por el 40 aniversario de la publicación de Cien años de soledad.

La playa que rodea la casa lucía espléndida con la fila de mecheros que hizo colocar Lina Moreno por todo el borde costero. En unos anafres, los che/s preparaban langostinos al carbón que los meseros ofrecían a los invitados con champaña o vinos Chardonnay y tinto de La Rioja.

-Esos langostinos y esos vinos eran una cosa deliciosa -evoca el periodista radiofónico- y yo comentaba eso con mi mujer (Margot Ricci, una periodista que es parienta lejana de García Márquez por cuenta de sus abuelas guajiras de apellido Iguarán), cuando de pronto veo a Gabo. Nunca me imaginé que fuera asistir a una cosa de esas.

Ahí estaba el Premio Nobel, extrañamente solo, sin su esposa Mercedes Bar-cha. Vestía guayabera, pantalón de lino y zapatos, todo blanco. La brisa marina atemperaba el bochorno. García Márquez levantó los brazos cuando vio al matrimonio Gossaín:

-¡Juan! ¡Parienta! -exclamó-. ¿A qué hora se van a ir de esta vaina?

-Como a las nueve, en un par de horas -dijo Juan.

-Pues me llevan con ustedes porque no tengo transporte. Me trajo mi hermano Jaime, pero me dejó solo y sin coche.

Un día antes, el viernes 26, la pareja había estado en la casa del escritor en la zona amurallada de Cartagena, en una velada donde había sido el centro de la atención una hermosa abogada de aguda inteligencia, quien había sido guerrillera.

Juan comentó lo bien que la habían pasado:

-Oye, Gabo, la que sí es un personaje fascinante es la abogada esa. Qué vieja tan divertida.

-¿Cuál abogada? -preguntó García Márquez.

-La de anoche en tu casa, la exguerrillera.

-¿La...

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