Nueva SEP, el imperativo

AutorAxel Didriksson

Los análisis serios que dan cuenta del tamaño del desastre, del atraso impresionante en materia de cultura, conocimientos y capacidades que tienen nuestros niños y jóvenes, o de la incrementada deuda social de analfabetos y personas adultas excluidas de cualquier oportunidad educativa, apuntan a señalar que la causa principal de este deterioro está en la ineficacia e incoherencia de las políticas públicas de una burocracia corrupta que se ha enraizado en la SEP, en este aparato de Estado que se ha convertido en un verdadero botín de políticos arribistas y oportunistas para hacer campañas mediáticas personalísimas. ¿Y la educación? Eso queda en un lugar secundario, para después de las elecciones, o como motivo para más discursos huecos.

Se equivocan quienes creen que sólo quitando a Lujambio, a Elba Esther o a cualquier otro de sus corifeos y parientes cercanos de la escena política –algo necesario, pero imposible ahora, por obvias razones– donde realizan sus triquiñuelas, los asuntos educativos tendrán otro destino. Pero no es así. La única manera de proceder con ciencia es yendo a la raíz del problema, y eso implica la transformación orgánica del aparato que los sostiene y que les da vida: la SEP.

Seguir manteniendo un aparato burocrático tan grande y tan ineficiente como lo es la SEP, reproducir la relación que se ha tejido desde hace años y que forma parte de un organigrama hecho para mantener los privilegios del SNTE y de los personeros de los gobiernos en turno, únicamente servirá para ahondar las contradicciones y magras condiciones en las que se encuentra la educación en el país, que está conculcando todas las posibilidades de un mejor futuro y desarrollo. Si contáramos con intelectuales y académicos, políticos y personas honestos, responsables y comprometidos con un proyecto educativo de mediano y largo plazos, con una SEP renovada y distinta, otro país tendríamos.

El arribo de un nuevo gobierno a partir de 2012 (es este un reclamo de millones de mexicanos agraviados, porque saben que lo que le resta de tiempo al actual será de pura desgracia) deberá plantearse como prioridad redefinir el tamaño y la organicidad de la SEP actual, poner en marcha un nuevo proceso de descentralización que vaya hasta la escuela local y los municipios, con el fin de darles plena autonomía en la realización de cambios desde su entorno, y hacer participar a los ciudadanos en la evaluación del desempeño de cada...

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