Las nuevas guerras de este tiempo

AutorJuan José Bremer

En junio de 2016, el Reino Unido sorprendió al mundo al votar en un referéndum a favor de dejar la Unión Europea después de 43 años como país miembro. El llamado "Brexit" puso en evidencia una preocupante división interna en el país, ya que el rechazo se concentró en el norte, noreste y Gales, regiones tradicionales manufactureras y en donde importantes flujos migratorios tendieron a concentrarse. En contraste, la cosmopolita ciudad de Londres y sus alrededores votaron en contra del Brexit. Escocia, con una situación económica más favorecida y tradicionalmente a favor de la integración con Europa, se expresó contundentemente a favor de la permanencia.

El inesperado triunfo del Brexit ha alentado a los partidos y movimientos nacionalistas con posiciones radicales en contra de la migración en Francia, Italia, Holanda, Austria y Alemania. Ha sido notable el crecimiento en el espectro político y social europeo de estas posturas de rechazo al orden establecido y a la política tradicional de Bruselas de libre movimiento de personas.

La revuelta en contra de la globalización adquirió una nueva dimensión en el proceso electoral estadunidense de 2016. El triunfo de Donald Trump obedece a una combinación de factores locales entre los que se incluye la vulnerabilidad de la candidata demócrata, pero más allá de toda circunstancia resalta el que por primera vez se abrieron paso, centralmente y con virulencia, en el debate político estadunidense posturas radicales que cuestionaban las políticas tradicionales del consenso bipartidista en los Estados Unidos en relación con el libre comercio, las finanzas públicas y, en general, con la globalización. A lo largo de la campaña, este consenso fue cuestionado desde los extremos tanto liberal como conservador.

Analistas desde diversos ángulos coinciden en que Trump tuvo la capacidad de apreciar el potencial electoral de esta ola de rechazo a la globalización y configuró como su base política a esos grupos de desempleados, marginados y descontentos con las políticas de Washington y Wall Street, así como con la apertura o tolerancia migratoria de las autoridades del país.

Es todavía temprano para predecir el curso que finalmente tomará el gobierno de Trump. Aunque su campaña no formuló una plataforma política detallada, contamos con suficientes elementos para considerar que su visión de la globalización no tiene un amplio horizonte y su amenaza de aplicar tarifas arancelarias puede alentar una guerra comercial.

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