"El nuevo nuevo testamento"

AutorJavier Betancourt

A pesar de la irreverencia de la anécdota, El nuevo nuevo testamento (Le tout nouveau testament; Bélgica, 2015), del inclasificable realizador belga Jaco van Dormael, no es una película antirreligiosa como lo sería la de Monty Pyton (la parodia de la vida de Jesús), encarnizado en masacrar al cristianismo; tampoco cae en la pedantería teológica como sucedió con Kevin Smith en su Dogma (1999). Aquí, el fondo es una reflexión sobre la ineficacia del régimen patriarcal; con lo que Dios (Benoit Poolvorde) se topa cuando aterriza de manera burlesca en la tierra es con la consecuencia de haber creado al hombre a imagen y semejanza suya.

Lo que hace soportable la blasfemia de esta fábula, es que el Dios de Poolvorde no semeja en nada al Dios bíblico, menos aún al de la patrística cristiana, sino al macho empeñado en imponer su ley al mundo, empezando por su familia, particularmente a su mujer y su hija. Este Dios que exige sumisión absoluta recuerda al del Paraíso perdido; esa deidad implacable a quien Milton muestra más antipática que al mismo Satanás, imagen que posteriormente el poeta trató de enmendar con su Paraíso recobrado.

Ea (Pili Groyne), narradora de la historia, cuenta cómo su padre además de tiranizar a su mujer y no soportar la menor crítica, se dedica a crear leyes absurdas para fregar a la humanidad, desde hacer que el pan siempre caiga del lado de la mermelada, o la vajilla sólo se rompa después de lavada, hasta terribles accidentes aéreos. Ea quiere cambiar las cosas, mejorar lo que su hermano, JC, trató cuando escapó y le fue mal.

En busca de la...

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