"Nuevo Polanco". La ciudad personal de Carlos Slim

A la anciana Gonzala Guzmán la luz del sol le dura hasta las tres de la tarde. A partir de esa hora a su casa le llega la noche anticipada y al pasillo de la cerrada donde vive lo cubre una sombra.

"Ora sí... harto frío por estos edificios que hicieron bien altos. Parece que va a oscurecer a las tres de la tarde", se lamenta afuera de su casa, la M-1 L-2, clave de la manzana y el lote que hace 60 años marcaron su suegro y los primeros pobladores de esa calle donde, cada tanto, al piso le da hipo por las excavaciones de los nuevos edificios, el decorado permanente es color polvo, la electricidad se esfuma con las explosiones de los transformadores y de las tuberías sale apenas una brizna de agua.

"Era pura fábrica aquí, nomás estaba esta tira de casas y todo alrededor era pura fábrica que quitaron. Dijeron que fue Carlos Slim. ¿Quién más? Es el que está haciendo edificios y edificios y desde que nos pusieron ese nos falta agua y el sol no es como antes", dice la octogenaria. Viste mandil: durante décadas vendió comida afuera de las fábricas. Ahora se la vende a los albañiles que las demuelen.

La cerrada Lago Andrómaco con sus 80 casas parece el traspatio desdeñado de las torres-búnker con departamentos modernos de grandes ventanales, resguardados con cámaras de seguridad y vigilancia privada, que han poblado la colonia Granada.

Doña Gonzala y los otros 200 vecinos, descendientes de los obreros jubilados de las fábricas demolidas, hasta hace cinco años eran los únicos pobladores de esta antigua zona de naves industriales.

De golpe se vieron rodeados por 4 mil nuevos vecinos que trabajan o viven encerrados en las grandes torres, a quienes ven de lejos cuando se abren las puertas de sus edificios y sus autos quedan atrapados en los embotellamientos de las ca-llecitas aledañas, insuficientes para tal invasión de motores.

A golpe de excavadoras se convirtieron en pobladores de la zona ahora llamada Nuevo Polanco, el tercer desarrollo inmobiliario más importante del Distrito Federal donde se construyen torres de lujo para oficinas o viviendas que cuestan como mínimo millón y medio de pesos. Es el lugar elegido por Slim para expandir su emporio.

Detrás de la inversión de 800 millones de dólares de Grupo Carso, de Slim, llegaron inversionistas como Lar, Gigante, Modelo, Abilia, Vitro y Elizondo.

A unos metros de la cerrada donde vive y tras cruzarse con cientos de albañiles con chalecos de distintas empresas, doña Gonzala llega al corazón del emporio Slim, donde se alzan los museos Sou-maya y Jumex, el Teatro Telcel ("el mejor de América Latina", según su publicidad) y la Plaza Carso, con sus salas VIP de cine, un estacionamiento que se anunció como el más grande del mundo con 8 mil cajones y tiendas exclusivas como Saks Fifht Avenue, donde una bolsa cuesta 25 mil pesos... o 373 salarios mínimos.

Los nombres de los desarrollos habi-tacionales cercanos le parecen impronunciables pero tienen un efecto hipnótico para quien aspira a la buena vida: Grand Polanco, Tres Lagos, Grand Tower, Polárea Residences, City Towers, Skyview, Torre Aura, Privanza, La Quadra, Umbral Polan-co, Horizontes Moliere o Uptown Polanco.

La publicidad de las inmobiliarias festeja la creación de esta "microciudad" aquí "donde antes reinaban las fábricas, las naves industriales y las estaciones ferroviarias hoy mandan los rascacielos, las galerías de arte y las boutiques glamuro-sas"; donde existen "edificios pensados como colonias...

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