La obra de Betsabeé Romero, en diálogo con el Anahuacalli

AutorNiza Rivera

Inaugurada desde octubre pasado, la exposición que solía estar acompañada de una ofrenda a los migrantes a propósito del Día de Muertos, va más allá, al punto que estará abierta hasta el 27 de marzo, pues a decir de la directora del recinto, Hilda Truji-llo, Romero ha construido con su propuesta un vaso comunicante con el reicnto de una manera extraordinaria.

Desde la intervención en la explanada del Anahuacalli hasta cada una de las 23 salas del inmueble -diseñado por Diego Rivera para albergar su colección prehispánica de cerca de 60 mil piezas-, la exposición de Betsabeé Romero tomó su nombre del libro ídolos tras los altares, de la antropóloga y periodistaAnita Bremer(1905-1974). Dijo la creadora a Proceso:

"He sido estudiosa del arte prehispánico, sobre todo desde el punto de vista estético, que siento no ha sido valorado ni siquiera por la propias escuelas... casi no tenemos clases de arte prehispánico, cuando mucho nos acercamos desde el punto de vista histórico y antropológico, pero hay muy poco análisis, y para mí esta exposición era la gran oportunidad para hacerlo.

"Anita Bremer en su estudio analiza cómo la Iglesia desde la colonia tuvo esa doble moral de dejar que los indígenas adoraran a sus deidades prehispánicas poniéndolas debajo o detrás de las figuras católicas, la imposición de las celebraciones a santos hasta llegar al siglo XX."

Eso lo interpreta en los 60 objetos, como en Aureolas sobre ídolos u Ojo de la serpiente. Llantas de diversos tamaños, chicle y maíz fueron algunos de los materiales que utilizó, y donde todo tiene un por qué, explica: las llantas (que a su vez representan el ojo de Tláloc) por su flexibilidad y por su origen mesoamericano en el caucho, como en la Columna interminable de la explanada del museo, o en Espiral sin fin y La muerte en el camino. El chicle se integra como legado maya, por ejemplo en las piezas Sobre nuestro lomo y Huhue-téotl de sabores; y el maíz, alimento básico de México, frente a su "contraparte": el maíz transgénico, cuya crítica irrumpe en Atropellando maíz.

"Llevó más de siete años con ese tema, contra el maíz transgénico-subraya-. Hace tiempo hice una montaña de maíz donde se trepaban los autos, que representaba lo material devorándose la comida de la gente, y es que no puedo entender cómo pasa esto en México, la cuna del maíz. He seguido con el maestro Francisco Toledo esta lucha, lo hice en el atrio de San Francisco y luego en una exposición individual en Oaxaca, también en...

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