Obreros, colapso salarial

Los trabajadores de México conmemoran hoy el último 1 de mayo de este siglo, en un contexto marcado por deterioro de sus salarios, por el debilitamiento de las instituciones y programas creados para mejorar su calidad de vida y por el desgaste de las organizaciones sindicales.

El actual salario mínimo en el Distrito Federal asciende a 34.45 pesos diarios, un monto que no alcanza para adquirir un kilo de carne y un litro de leche.

De acuerdo con estudio de la Universidad Obrera de México el costo de la canasta básica, compuesta por 40 productos considerados indispensables, se incrementó en 247 por ciento de 1994 a la fecha, mientras que el salario mínimo registro un aumento real de 86 por ciento.

Puesto en otros términos: en diciembre de 1994 un trabajador que percibiera un salario mínimo tenía que laborar 77 horas a la semana para adquiriri la canasta básica; en 1999 tendría laborar 119 horas.

El proceso de deterioro se expresa también en el acceso a prestaciones.

La última Encuesta Nacional de Empleo, realizada por la Secretaría del Trabajo, revela que la población ocupada sin prestaciones paso de 61 por ciento en 1991, a 66 por ciento en 1997.

En la opinión de algunos especialistas, el fenómeno del deterioro salarial está asociado a una estrategia de inserción en la economía globalizada que, a falta de infraestructura y capital tecnológico, le ha apostado a la "ventaja comparativa" de los bajos salarios.

Para Enrique de la Garza, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, la apertura comercial y la introducción de nuevos métodos productivos colocaron en una situación de desventaja a las empresas nacionales, con el consecuente impacto en las condiciones laborales.

"Los procesos globalizadores, de apertura a métodos de producción trasnacionales, mermaron la capacidad, de por sí limitada, de muchas empresas para transformarse", señala el especialista.

Por su parte, Laura Juárez. investigadora de la Universidad Obrera de México, considera que la actual política económica gira en torno de los intereses de las empresas transnacionales, y genera al mismo tiempo desempleo creciente, pérdida del poder adquisitivo, crecimiento exponencial de la economía informal y miseria.

"La política económica del Gobierno no tiene como fin atender las necesidades de desarrollo social que el país requiere, sino adecuar la estructura productiva nacional a los requerimientos de las grandes empresas trasnacionales, nacionales y extranjeras", indica.

"Si...

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