La obsoleta castidad

AutorRodrigo Vera

La apertura del Papa Francisco a debatir la supresión del celibato sacerdotal provocó que los curas casados mexicanos, aglutinados en la organización Ministrare, redoblen sus contactos con los obispos del país con el fin de que la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) discuta abiertamente el tema y les permita, por lo pronto, tener mayor participación en las labores clericales.

Dentro de la CEM, mientras tanto, el obispo Felipe Arizmendi -quien apoya su trabajo con cientos de diáconos casados en su diócesis de San Cristóbal de las Casas-considera que éstos son un "tesoro" y bien podrían "colaborar en muchas acciones pastorales" de la Iglesia en México, pero sin llegar a darles el sacerdocio.

Lauro Macías, coordinador nacional de Ministrare y uno de los cerca de 4 mil sacerdotes casados del país, comenta entusiasmado: "La postura del Papa hizo que los obispos mexicanos hoy sean más receptivos a nuestros planteamientos para suprimir el celibato obligatorio en la Iglesia. Nuestro diálogo con ellos ya es cordial y más frecuente, nos vemos como hermanos. Varios ni siquiera nos hubieran recibido durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Pero han cambiado las cosas con Francisco".

-¿Cuál es el objetivo de las reuniones de ustedes con los obispos? -se le pregunta.

-Los buscamos simplemente para con-cientizarlos, para hacerles ver que les hacen falta sacerdotes y nosotros estamos dispuestos a servirlos. Yo les digo que aprovechen a los sacerdotes casados, que no andamos buscando chamba para sobrevivir porque todos vivimos de nuestros trabajos.

Gran parte de nosotros estamos dispuestos a trabajar sin recibir remuneración.

Sin dar nombres para no perjudicarlos, Macías señala que, tan sólo de medio año a la fecha, él se ha reunido con cuatro obispos mexicanos: "Dos de ellos tienen un alto rango dentro de la jerarquía mexicana. Todos han escuchado mis propuestas. Y con una actitud muy positiva y bondadosa me han respondido: 'Veamos qué se puede hacer... hay que ver... hay que ver'".

-Algunos episcopados ya abordan abiertamente el celibato. ¿El mexicano debería también hacerlo en alguna de sus asambleas?

-Sin ser nadie para proponer agenda, pero sí como cristiano y hermano de ellos en el sacerdocio, yo les diría a nuestros obispos que es un deber de conciencia debatir el tema como ya lo está haciendo el Papa. Muchas circunstancias nos invitan a realizar ese debate, entre ellas la falta de sacerdotes. La realidad es muy dura.

Paso previo

Justamente esta realidad orilló al obispo Arizmendi a pedir permiso al Vaticano para ordenar diáconos casados en su diócesis de San Cristóbal, luego de que su antecesor en el cargo, el obispo Samuel Ruiz, los estuviera ordenando ante los escandalizados ojos del sector conservador de la jerarquía, por lo que en el año 2000 se prohibió...

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