"Ocho de cada diez", un grito de justicia

AutorColumba Vértiz De La Fuente

GUADALAJARA, JAL.- La trama de Ocho de cada diez, de Sergio Umansky, refleja asesinatos, corrupción policiaca, violencia hacia la mujer, explotación del patrón al trabajador, marginación de clase, injusticias en la inmigración y derechos humanos, narcotráfico...

La cinta logró los premios Mezcal por Mejor Actor (Noé Hernández) y Mejor Actriz (Daniela Schmidt) en la 33 edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG).

El título marca una estadística: Ocho de cada diez asesinatos en el país no se investigan. Y entre las escenas de ficción se observan videos de asesinatos reales viralizados en las redes sociales.

En entrevista, Umansky -también realizador de Mejor es que Gabriela no se muera (2005), Mejor Ópera Prima en el Cinequest Film Festival-, apunta:

Cuando empecé a trabajar en el guión, sabía que el filme iba a ser un clavo más en el ataúd de la corrupción, que debía denunciarla, por ello permea en toda la trama.

Es una película política. Soy de la idea de que ocho de cada diez no sólo en México, sino en el mundo, viven en situaciones de desesperación, en necesidades urgentes y no cuentan con un sistema que los represente, por eso sentí que el título funcionaba muy bien. Ocho de cada diez individuos son invisibilizados por el sistema.

La historia se centra en Aurelio y Cit-lali, quienes se conocen en un pequeño hotel de la Ciudad de México en el momento más complicado de sus vidas. Él acaba de enterrar a su hijo, asesinado a plena luz del día. Ella dejó Tijuana por el maltrato que le dada su pareja, pero desea regresar por su hija. Aurelio busca a la policía para que capture a los asesinos, en tanto Citlali necesita un documento que le dé una identidad para buscar a su pequeña.

-En Ocho de cada diez igual se plantea la cultura del miedo, ¿verdad?, un tópico poco explorado en la pantalla grande, nadie quiere defender a alguien, nadie habla, no denuncia la gente, le da desconfianza la policía...

-Eso sí estaba pensado desde el inicio del guión. Fue planeado que el asesinato inicial de la cinta sucediera en una plaza y presentar a ese lugar cerrado donde las personas temen acusar o de apuntar con los dedos. Nadie quiere decir si vieron quién mato al hijo de Aurelio.

Se le recuerda a Daniela Schmidt una escena en la que ella toma de la mano a Aurelio cuando entran a un Ministerio Público. La actriz manifiesta:

Se advierte la cultura del miedo a ser mujer en México y también forma parte de la cultura del miedo pedirle...

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