La odiseo de los marinos antigolpistas

AutorFrancisco Marín

VALPARAÍSO, CHILE.- La renuncia de Carolina Echeverría, subsecretaria designada de las Fuerzas Armadas, trajo a la memoria un episodio que durante más de 40 años fue dejado bajo la alfombra de la historia: el intento de un grupo de marinos de evitar el golpe militar de 1973 y la feroz represión contra ellos desatada por la oficialidad de la Armada.

Echeverría renunció el sábado 8 -tres días antes de la segunda toma de posesión de la presidenta Michelle Bachelet-luego de ser acusada por la Asociación de Marinos Exonerados (AME, los llamados marinos constitucionalistas) de haberlos chantajeado a fin de que retiraran las querellas presentadas en 2008 contra los oficiales que los torturaron luego de detenerlos, un mes antes del derrocamiento del presidente Salvador Allende.

Vieja conspiración

La Armada fue la rama militar que impulsó con más fuerza el golpe militar contra Allende en 1973. Y dentro de esa arma, el principal artífice golpista fue el vicealmirante José Toribio Merino.

En sus afanes conspirativos, en agosto de 1968 Merino creó la Cofradía Náutica del Pacífico Austral con los almirantes Patricio Carvajal y Arturo Troncoso; el director del periódico El Mercurio, Agustín Edwards, y los empresarios y exoficiales de la Armada Roberto Kelly y Hernán Cubillos.

Este organismo, que en apariencia se dedicaba a la navegación de veleros y al yatismo, fue el más importante de todos los que fraguaron el golpe militar.

En septiembre de 1971 un grupo de empresarios vinculados con esa cofradía llevó a cabo una reunión en el hotel O'Higgins de Viña del Mar, donde se planeó el estran-gulamiento de la economía y la generación de acciones violentas destinadas a sumir al país en el caos. Entre los participantes de ese encuentro estaban Javier Vial, Ricardo Claro y Eugenio Heiremans.

Sin embargo la derecha chilena y la inteligencia estadunidense tenían un plan electoral: esperaban que en los comicios intermedios del 4 de marzo de 1973 el Partido Nacional (PN) y la Democracia Cristiana (DC), agrupados en la Confederación Democrática, obtuvieran las dos terceras partes del Congreso Nacional. Eso les permitiría destituir a Allende.

Fracasaron: la oficialista Unidad Popular alcanzó 44% de los votos, lo que significaba más de seis puntos porcentuales arriba de lo obtenido en las presidenciales de septiembre de 1970. Entonces la oficialidad de las distintas ramas de las fuerzas armadas -con el alto mando de la Armada a la cabeza- decidió derrocar al gobierno legítimo.

En su libro Los que dijeron que no. La historia de los marinos antigolpistas de 1973 (Lom, 2008) el historiador Jorge Magasich aseguró que tras el intento de golpe militar del 29 de junio de 1973 -el...

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