Olvidados por la justicia

Aletargada por la pandemia o de plano dormida, como en el mural que plasmara José Clemente Orozco en las paredes de la Suprema Corte, la justicia en ejecución penal mantiene en vilo a personas recluidas que podrían estar en libertad.

Es la historia, entre muchas otras, de Brandon Castillo Maldonado. Privado de la libertad en el Reclusorio Preventivo Varonil Norte en la Ciudad de México, fue sentenciado a 7 años y un mes de prisión, de los cuales ha compurgado cinco años y seis meses.

"Mi hijo ya tiene derecho a la libertad, tiene más del 70 por ciento de la pena compurgada, cumple con todos los requisitos de la ley", refiere Beatriz Maldonado respecto del artículo 141 de la Ley Nacional de Ejecución Penal que contempla el otorgamiento de la libertad anticipada.

Beatriz, narra que la audiencia con el juez de ejecución se fijó el 9 de marzo pasado, pero debido al COVID-19 la suspendieron.

Luego de ocho meses de retraso para la celebración de la audiencia y sin que se haya fijado una nueva fecha, Brandon no puede esperar más, enfatiza Beatriz.

"Mi hijo es hipoglicémico y sufre hipertensión desde los 10 años. En mayo se enfermó de COVID-19, como pude le llevé medicamentos, pero llegó un momento en el que ya no podía respirar y ahorita estamos en la zozobra de que vamos otra vez hacia el semáforo rojo".

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