Ópera 2019, ¿más de lo mismo?

AutorRaúl Díaz

Mal empieza la semana para el que ahorcan en lunes, reza la sabiduría popular que, en este caso, se aplica a nuestra ópera porque inicia con únicamente dos representaciones y, éstas, ofrecidas en forma de ópera-concierto, además. Acorde a la experiencia negra de los últimos años y a lo expresado, podemos pensar también a grandes rasgos y sujetos a empeorar o a mejorar, como es nuestro deseo, que en materia operística estamos frente a una línea de continuidad que (salvo ligeras variantes que puedan producirse en el camino) proseguirá con lo que se ha venido haciendo desde por lo menos la última década del siglo pasado, cuando se apoderó de la ópera el grupo que, decía, llegaba para "establecer la excelencia".

Esa "excelencia" se tradujo en el desplazamiento inmise-ricorde de la inmensa mayoría de nuestros cantantes y en la reducción brutal del número de funciones, pero nunca apareció en el escenario. Fue así como se implantó la modalidad de ofrecer únicamente siete títulos por año y, en el mejor de los casos, cuatro funciones por título. En más de una ocasión, vale recordarlo, ni siquiera se dieron las cuatro funciones, sino que, como en el caso de la inauguración de este año, fueron dos solamente.

En estas condiciones, la ópera se convirtió en un espectáculo elitista, no siéndolo per se. La convirtieron en elitista porque no puede llamarse popular a un espectáculo que en una ciudad de...

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