El operador

AutorArturo Rodríguez García

El país llegó a la situación de contagio comunitario y la tarde del 30 de marzo todo era expectación ante la inminente declaratoria de emergencia sanitaria que daría el Consejo de Salubridad General -máximo órgano del sector que preside el secretario de Salud y depende directamente del presidente de la República- y las implicaciones que tendrán las medidas de contingencia que decidieran los miembros de ese cuerpo colegiado integrado, conforme a la ley, por profesionales especializados.

El presidente Andrés Manuel López Obrador había dicho una y otra vez que las decisiones estaban en manos de los expertos. La reunión previa al anuncio público, sin embargo, no fue del consejo, sino del gabinete legal y ampliado en pleno, que registró una de las discusiones más "intensas" que se hayan tenido en el equipo presidencial para alcanzar acuerdos, según dio a conocer el canciller Marcelo Ebrard Casaubón, encargado de leer ese mismo día la declaratoria de emergencia.

De hecho, hacer la declaratoria de emergencia y dar las explicaciones de naturaleza política y jurídica que ofreció ante la prensa eran de por sí inexplicables, pues ninguna de las 12 fracciones de la Ley Orgánica que enlistan sus competencias le daban al canciller la facultad de asumir el liderazgo sobre sus pares en la conferencia de prensa para hacer la declaratoria.

En segundo plano quedaron quienes sí estaban facultados para exponer las medidas y estuvieron presentes tanto en la discusión privada como en la declaratoria pública: el secretario de Salud, Jorge Alcocer, en su calidad de presidente del Consejo de Salubridad General, y la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, en tanto responsable de la política interior del país. La presencia de Ebrard se dio en medio de la urgencia de conciliar posturas por la posición del sector salud que proponía una emergencia sanitaria a rajatabla y chocaba con la del presidente y varios funcionarios del sector económico y social, quienes buscaban atenuar los impactos económicos, según miembros del gabinete consultados.

El punto intermedio fue la declaratoria por causas de fuerza mayor para evitar las implicaciones de la emergencia sanitaria que provocaría mayor impacto económico.

Entonces, López Obrador decidió integrar equipos -una lógica de organización que suele seguir cuando enfrenta situaciones de crisis- en la que asignó a Ebrard la atención de toda política colateral a la sanitaria, dejando esta última en manos de los especialistas del Consejo de Salubridad, li-derados por el subsecretario Hugo López-Gatell y no por el titular del ramo, Alcocer.

Ese fue el primer atisbo del desplazamiento en las facultades de funcionarios que debieron ceder al posicionamiento de Ebrard como el principal operador de la...

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