Oposición desgastada

AutorJohn M. Ackerman

Donde sí se percibe un desgaste es más bien en las filas de la oposición. No funcionaron los amparos de Claudio X. González ni los sabotajes de nombramientos en el Congreso, las noticias falsas tienen cada vez menos audiencia o credibilidad, las "marchas fifís" han perdido su novedad y no tienen rumbo o causa clara, el PRD se encuentra en vías de extinción, el PRI es cada vez menos visible y "México Libre" no ha logrado generar una movilización social auténtica. Los únicos "líderes" visibles de la oposición hoy son los expresidentes Vicente Fox y Felipe Calderón, cuya principal actividad se limita a lanzar invectivas por Twitter.

La vasta mayoría de la población mexicana confía en su presidente y el tabasqueño no ha modificado un ápice sus compromisos o promesas. Los proyectos prioritarios que hoy empuja López Obrador son exactamente los mismos que los que anunciaba durante la campaña presidencial. Sobre aviso no hay engaño y nadie puede decir que las acciones del nuevo gobierno les haya sorprendido, y mucho menos que López Obrador hubiera traicionado el mandato popular expresado en las urnas el 1 de julio de 2018.

Lo verdaderamente sorprendente del inicio de la gestión de López Obrador es precisamente el hecho de que no haya modificado un ápice su proyecto de gobierno. En un contexto político en que la traición y los titubeos son lo normal, la enorme consistencia y coherencia del presidente resulta casi increíble. El informe que rindió el pasado 1 de diciembre en el Zócalo capitalino consistió en enlistar, uno por uno y con todo detalle, los avances concretos para los proyectos específicos que había prometido implemen-tar desde su campaña presidencial.

Por supuesto que todavía hay muchas asignaturas pendientes. La inseguridad pública sigue en niveles inaceptables, el crecimiento absoluto del Producto Interno Bruto es todavía muy bajo y falta tiempo para que se puedan culminar bien las grandes obras de infraestructura. El mismo presidente de la República lo reconoció en un humilde ejercicio de autocrítica durante su discurso del domingo pasado.

Pero López Obrador jamás prometió milagros. A diferencia de las promesas irresponsables realizadas por Fox en su campaña de 2000, el hoy presidente nunca dijo que iba a revolucionar el país en un año, sino sólo que iba a hacer su mejor esfuerzo durante su breve paso por Palacio Nacional para dejar firmes las bases para la construcción de una nueva nación.

La crítica es esencial. Los reportajes de los...

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