Los orígenes del neoliberalismo

AutorFabrizio Mejía Madrid

Hay dos ideas sobre cómo funcionamos desde el punto de vista de Hayek: una es que tenemos un patrón de neuronas que, estimuladas por el exterior, lo encienden. La otra es, como escribe: "Que todo individuo piensa con su pasado". Por lo tanto, hay un mediador entre el estímulo externo y la sensación, el "patrón" que prexiste. Cuando Hayek conoce al monetarista Ludwig von Mises, lo que le atrajo fue que se enfrentaba a la idea de los socialistas de construir una economía donde las necesidades determinaran la producción, dejando de lado abstracciones como el valor y el dinero. A Hayek le interesa el comportamiento del sujeto que consume y cómo eso va determinando el mercado. Él cree que es posible, si se delimita un patrón, predecirlo. El mundo exterior no existe más y nuestras percepciones y conciencia se convierten en interiores de cada individuo. Hayek iba en contra del principio liberal que creía en los individuos como capaces de cambiar el mundo y de su libertad como valor. Hayek creía casi en lo contrario: una interioridad desconocida que tomaba al mundo de tan diversas formas, que era incapaz de modificarlo. El cambio estaba en ti, decía, en los patrones, en la forma en que te adaptas. Así, el sujeto neoliberal es, por ello, mucho más animal que el ciudadano racional del primer liberalismo.

En eso está pensando cuando instaura un taller en la Universidad de Chicago, un año antes de escribir su ensayo sobre la mente. No es casual que a su taller se inscribieran los que desarrollaban la primera cibernética y los patrones autómatas. Fue ahí que se adhirió a la teoría falsacionista de otro austríaco crítico del Círculo de Viena, Karl Popper. Según el método popperiano, una teoría nunca puede ser verificada, sino simplemente, temporalmente, no refutada. No se puede demostrar que una hipótesis es verdadera, sino sólo si es falsa. Para Karl Popper un científico proponía una teoría o una hipótesis y, luego, sería probada con experimentos. Es ensayo y error; lo importante no es tanto saber lo que es, sino ir descartando lo que no es. Como escribió Hayek sobre la economía: "Lo deseable es que vaya decreciendo el nivel de falsedad".

Pero, como señala el economista Bruce Caldwell, Hayek siempre se negó a que su teoría de la competencia, por ejemplo, fuera puesta a prueba por la experimentación. Escribe: "La validez de mi teoría no puede ser probada de forma empírica. Lo podemos hacer dentro de modelos conceptuales o en situaciones artificialmente...

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