Orpheus XXI: Música para la paz y la dignidad

AutorAnne Marie Mergier

PARÍS.- No cabe un alfiler en el mítico Théâtre de l'Atelier escondido en la discreta plaza Charles Dullin de Montmartre. Se apagan las luces de la sala y se ilumina el escenario. Silencioso, el público contempla las sillas vacías y los atriles.

Sólo faltan los músicos.

Llegan despacio. Uno tras otro. Se sientan y se acomodan con sus instrumentos.

Bashar al Dghlawi coloca su darbuka (instrumento de percusión de origen árabe) en una pierna, Khalil Guerrow afina su violín, Maemon Rahal agita discretamente su riq (pequeño pandero) y Safi Al Hafez roza las cuerdas de su laúd mientras Moslem Rahal acaricia su ney (flauta de bambú cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos) y Georgi Dimitrov pone su kanun (cítara árabe) en sus rodillas. Entretanto las cantantes Leila Er Rabiai y Meriem Moubin y los cantantes Abo Rabi y Rebal Alkhodari intercambian miradas cómplices y hojean sus partiduras.

La emoción es palpable en la sala como en el escenario.

No es para menos. Estos 10 artistas huyeron de la guerra, de la intolerancia étnica y religiosa. Son exiliados, refugiados o emigrados. Renunciaron a sus carreras y su fama en sus países de origen para salvar a los suyos o escapar de la muerte. Seis son oriundos de Siria y pertenecen a la orquesta Orpheus XXI, creada hace tres años por Jordi Savall, el mago catalán de la viola de gamba y eminente figura internacional del movimiento de renovación de la música antigua.

Esta noche se aprestan a saborear el placer de estar juntos y de tocar música sagrada de Medio Oriente.

El programa incluye un canto cristiano siríaco, otro maronita, un tercero de origen arabo-judeo-andaluz y numerosos cantos islámicos; unos antiguos de inspiración sufí u otomana; otros más son contemporáneos.

"Desde su creación, Orpheus XXI interpreta un amplio repertorio que incluye música antigua, tradicional y religiosa. Es la primera vez que aceptamos dar un concierto 'monotemático' y que tocamos exclusivamente música sagrada. Lo hicimos a solicitud del ICI (Institut des Cultures d'Islam), que nos invitó a París para celebrar la fiesta de Al Maulid en el Théâtre de l'Atelier", confía a la corresponsal Moslem Rahal, quien además de ser uno de los más destacados tocadores del ney del mundo árabe, se desempeña como director artístico de Orpheus XXI.

Y continúa: "Cada 9 de noviembre esa fiesta musulmana conmemora el nacimiento del profeta Mahoma. En el conflicti-vo contexto actual decidimos abrir espacio a cantos cristianos y sefardíes para recordar una vez más que todos esos cantos tienen raíces comunes que nos unen profundamente. La fuerza de la música es crear lazos entre los seres humanos. Es nuestra convicción y es lo que vivimos con Orpheus XXI".

Durante todo el concierto -como sucedía en los tiempos del mítico Orfeo, cuyo canto embrujaba a quienes lo escuchaban-, los artistas de Orpheus XXI cautivan a la asistencia con sus voces -ora graves y guturales, ora de falsete- y sus melodías envolventes, algunas heredadas desde tiempos inmemoriales.

El proyecto de Jordi Savall

La historia de Orpheus XXI empezó el 16 de abril de 2016 con un concierto de Jordi Savall en "la jungla" de Calais. Así se llamaba el inmenso campo de refugiados convertido en ciudad perdida en las afueras del puerto norteño francés que albergaba en condiciones indignas a 6 mil inmigrantes clandestinos dispuestos a todo con tal de llegar a Gran Bretaña. Las autoridades galas acabaron por desmantelar "la jungla" seis...

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