Mi padre

AutorAndrea Anaya

Yo caí de este árbol. Me encontraba en un sitio parecido al que todos hemos habitado alguna vez, pero que casi nadie recuerda. En aquel tiempo, mi única tarea era crecer dentro del vientre de mi madre, mientras escuchaba los poemas que me leían y a veces danzaba con ellos.

Crecí gritando niñerías junto a los poemas de mi papá. Él siempre les sonrió a mis niñerías como un Buda y las abrazó cariñosamente. Les hizo cosquillas en los pies, les leyó increíbles historias por las noches, les construyó escondites de cartón para que jugaran.

"Aquí juega la alegría", decía en la entrada de la casita que me hizo con la caja de una lavadora (para mí era un portal, una casa en el árbol, donde el árbol eran esos brazos de papá roble-apache).

Con el paso de los años, me fue mostrando cómo la poesía, generosa, crecía en todas partes. En sus discos de Chico Buarque, Bob Dylan y los Rolling, en las flores que crecen secretas entre las grietas del pavimento, en la risa de mi mamá, en el ruido que hacían las pantuflas de mi abuela al caminar, en los cantos que claman justicia. Pero, principalmente, la veía crecer todo el tiempo entre sus dedos, bajo su sombrero negro, entre sus pestañas, entre los compartimentos de su mochila.

Papá me fue mostrando mis libros más queridos. El tapiz de mi casa siempre fue y sigue siendo un mar de libros. Los mejores de ellos están amorosamente escoliados con su letra. Nuestra casa y su casa fueron siempre bibliotecas ordenadas por secciones de sus grandes temas: literatura de China y Japón, poesía beat, poesía latinoamericana, poesía francesa, teatro, historia, filosofía, historia del arte... los libros de su biblioteca prometían no acabarse nunca (y hasta ahora han cumplido bien esa promesa).

Con frecuencia le decía a mi padre: "Cuéntame un recuerdo tuyo", y él me relataba historias de otras vidas (hablaba de varias vidas, como las de un gato). Y me hablaba de aquella vez que en uno de sus performances infrarrealistas irrumpieron en una lectura de poesía de Octavio Paz. O de cómo junto con sus amigos crearon...

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