"El padre"

AutorJavier Betancourt

Nada de sentimentalismo en este caso ni de prédica moralista en pro del apoyo a la tercera edad, pues a diferencia de otras películas donde el drama se muestra objetivamente, desde la perspectiva del cónyugue o de la familia, Zeller confunde, a propósito, el punto de vista; el primero que se descontrola es el espectador, quien, desprovisto de referencias y certezas, participa de la experiencia de Anthony cuando defiende su derecho a valerse por sí mismo. Olivia Colman es la hija desesperada que se hace cargo del padre y de la que él duda si existe una conspiración para despojarlo de su departamento.

El tiempo y el espacio familiar se convierten en un laberinto en el que el padre, acompañado del público, se pierde más y más; la experiencia que el director propone es de terror, el pavor de sentirse perdido para siempre en esos espacios cada más inciertos a los que orilla el alzheimer. El efecto sería un tanto parecido al de Los inocentes, la cinta de Jack Clayton basada en la novela corta de Henry James y sobre la que Todorov trataría de demostrar que, si bien James recurre a la técnica del horror, no se trata de un relato de fantasmas, lo cual provoca aún mayor confusión y angustia en el lector.

Seguramente que la disolución de la conciencia en el lento pero inexorable proceso de este tipo de enfermedades degenerativas debe ser una experiencia aterradora; Ze-ller combina la geometría y el rigor dramático, casi clínico, de Harold Pinter, pero cargado de emoción...

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