El Padrino II: Cienfuegos y la realpolitik

AutorErubiel Tirado

Con una solución extraída forzadamente del cajón de los "instrumentos internacionales" de la cooperación bilateral relacionada con el narcotráfico, que fueron confeccionados en los años noventa para evitar los vericuetos formalistas de la extradición (que implican importantes recursos económicos y jurídicos, además de un desgaste político), la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y la "autónoma" Fiscalía General de la República (FGR) articularon una débil justificación legal para asegurar la impunidad del militar. No existe precedente de una situación similar de una operación de Estado donde el fondo de la cuestión fuera salvar la cara de una institución manchada y un gobierno humillado.

De hecho, el agravio permanece al no pronunciarse sobre las acusaciones contra Cienfuegos en el mismo comunicado conjunto del Departamento de Estado y de la FGR. De lo que se trata, se dijo sin tapujos, es de restablecer o mantener la cooperación en materia de seguridad, sin importar que en el camino la justicia de ambos países (más la del lado estadunidense) fuera sacrificada al ser objeto de negociación política pura y dura.

Soberanía de papel y verdad sospechosa

La euforia exacerbada por el presidente y que se manifiesta en los medios y en los círculos oficiales desde que se hizo público el anuncio del retiro de acusaciones contra Cienfuegos y su consecuente liberación (17 de noviembre), contrasta con el desconcierto y comportamiento errático que se mostraban ini-cialmente con el arresto de hace un mes. Hoy, ese entusiasmo desbordado sirve para montar los más imaginativos disparates de desagravio, disfrazado del cumplimiento legal que implica la devolución del militar (hoy revestido de héroe institucionalizado): "acusaciones absurdas y difíciles de probar"; "fuimos (sic) víctimas de conflicto interagencial de los Estados Unidos"; ahora "el caso se debe pasar al fuero militar mexicano", "Estados Unidos deben pedir perdón a AMLO y al ejército", etcétera. El telón de fondo de este entramado se teje con expresiones de nacionalismo rancio en que la primera víctima, como en las guerras, es la verdad. Al contrario que las agencias de seguridad de Estados Unidos, los ciudadanos de ambos países no sabremos a ciencia cierta el grado y alcance de la corrupción militar mexicana por su exposición al narcotráfico y el crimen organizado. Simplemente lo sospechamos, en particular de sus altos mandos. Asimismo, esa información acumulada en poder del vecino del...

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