Un país enfermo de transfobia

AutorArturo Rodríguez García

En seis meses México registró dos ataques armados en lugares de reunión para la comunidad lésbico, gay, bisexual, travesti, transexual, transgénero e intersexual (LGBTTTI). El saldo: nueve muertos y al menos 18 heridos.

El primer caso ocurrió el 29 de noviembre último en Acapulco, Guerrero. Ese día, en una cancha deportiva del poblado de Tres Palos, la comunidad LGBTTTI de la región celebraba la coronación de la Reina Gay de Acapulco, cuando hombres armados irrumpieron en el evento, asesinaron a tres jóvenes y dejaron cinco heridos.

El 22 de mayo pasado, un comando arribó al bar Madame, de Xalapa, Veracruz, un lugar de moda para personas de la diversidad sexual, recientemente reubicado y remodelado. El lugar estaba abarrotado. Alrededor de la una de la madrugada 10 hombres con armas largas entraron al lugar se dirigieron a una mesa y asesinaron a cuatro personas; luego dispararon en todas direcciones. En total hubo seis muertos y 13 heridos.

No hubo ningún mensaje, comentario o al menos un tuit presidencial respecto a las dos matanzas, como sí lo hubo el lunes 13, cuando el presidente Enrique Peña Nieto lamentó lo ocurrido en un bar gay en Orlando, Florida, donde hubo 50 muertos -entre ellos cuatro mexicanos- y 53 heridos.

"México lamenta profundamente los hechos de violencia en Florida, y expresa su solidaridad con las familias afectadas y pueblo estadounidense", escribió el mandatario en 140 caracteres.

Luego, en un acto en Mineral de Reforma, Hidalgo, Peña Nieto expresó su solidaridad a nombre de México y su sociedad, en una atropellada improvisación:

"Este hecho se marca precisamente por la violencia desatada ante lo que quizá tuvo de origen expresiones de odio, discriminación, de fobia hacia ciertas personas. Y lo único que llegaron a generar fue violencia, y ahí está el resultado trágico y lamentable que el mundo entero condena, que nuestro país expresa la más amplia condena y el más amplio repudio, porque no es esto lo que queremos ver en la sociedad justamente cuando hemos avanzado tanto".

Fue la primera vez que Peña Nieto se pronunció respecto a un ataque a la comunidad LGBTTTI, aunque sólo refiriéndose a "ciertas personas". No lo ha hecho cuando, en promedio, 77 mexicanos mueren cada año por homofobia y transfobia, ni siquiera ahora que en su agenda incluyó los derechos igualitarios para la diversidad sexual.

Hasta los hechos de Orlando, el presidente había callado -y en lo doméstico, aún sigue así- a pesar de gobernar el segundo país más peligroso para la población LGBTTTI a escala global, donde ni siquiera existe un registro oficial de crímenes de odio.

Los discursos homofóbicos

En febrero pasado, la coordinadora parlamentaria de Morena en el Congreso de Tabasco, Candelaria Pérez Jiménez...

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