Un país que envejece

México ha sido en las últimas tres décadas un país en crisis, joven y pobre.

¿Qué será de él si su ya iniciado proceso de envejecimiento se realiza en condiciones sociales desfavorables para más de la mitad de su población?

Esta interrogante ha comenzado a permear a los altos círculos académicos de demógrafos.

Y es que apenas hace cinco décadas, los mayores de 65 años de edad no rebasan al medio millón de mexicanos.

Sin embargo ahora, a partir del presente decenio, la llamada transición demográfica mexicana apunta hacia el irreversible crecimiento del grupo poblacional de más de 60 años, como resultado del control natal y de una esperanza de vida al nacer que casi llega a los 74 años.

Esto significa que los casi 6 millones de mexicanos que este año conformaran nuestra "gran edad", como la llamó el filósofo Maritain, en la siguiente década serán 10 millones.

El impacto de ese cambio poblacional permea a las familias que se afrontan a la responsabilidad económica, afectiva y moral de velar por cada vez más personas mayores.

Pero también al Estado en sus políticas económicas, de salud, asistencia social y jubilación.

Si bien se ha emprendido una reforma por la vía de las Afores para quienes prestaron formalmente sus servicios como trabajadores, esta no es una solución universal, menos ahora que la economía informal (comercio y autoempleo) se acrecienta como alternativa para millones, dejándolos al margen de la seguridad social.

El propio Consejo Nacional de Población (Conapo) -dependiente de la Secretaría de Gobernación- alerta que en los próximos tres lustros, cada trabajador tendrá en promedio una carga económica y laboral superior a la actual, toda vez que si bien ahora son 3.6 millones las personas económicamente inactivas de la tercera edad, dentro de 15 años serán 6.2 millones.

No sólo aumentará el número de mexicanos inactivos, sino también el porcentaje, al pasar de 10 a 12 por ciento su presencia.

"Uno de los problemas emergentes que México requiere enfrentar es el rápido crecimiento de la población de la tercera edad", señala el Conapo.

Pese a las advertencias y al incremento de las enfermedades crónico-degenerativas (males cardiacos y cerebrovasculares, cáncer y diabetes), que hacen altamente costosos la atención y los tratamientos de quienes las padecen, particularmente viejos y ancianos, hasta el momento no existe una respuesta pública a los problemas existentes, que seguirán multiplicándose.

Una Ley Solidaria

El silencio ante los...

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