¿Por qué el papa Francisco va a Irak?

AutorCarlos Martínez Assad

Irak es un país de más de 38 millones de habitantes, con 97% de musulmanes y un pequeño porcentaje de cristianos. Debido a la sangrienta guerra y ocupación que se vivió en el país, hay aproximadamente 2 millones 600 mil desplazados internos o que han emigrado, con un alto porcentaje de cristianos. Las condiciones del país se han deteriorado de forma considerable después de esa intervención que lo desplazó de albergar reservas de hidrocarburos que rivalizaban con las de Arabia Saudita y cuyos daños se calcularon en más de 100 mil millones de dólares.

Por todo eso resulta de gran interés la visita del papa Francisco a Irak, programada para el 8 y 9 de marzo, que no es la que haría algún otro jefe de Estado interesado en la economía o en la política, sino de quien busca aminorar el deterioro del cristianismo en la región. Va como un viajero solitario sin más armas que su prédica de paz y conciliación, y el afán de preservar los valores de la diversidad.

Entre los sitios que el papa Francisco se ha propuesto visitar se encuentran los de la antigua Nínive, con los evocadores lugares de Bagdad, Mosul y Basora, que el tiempo y las guerras han trasformado. Pero ¿qué lo mueve a viajar a un país con su apabullante mayoría musulmana? Contextualizado con las cifras duras, como nos recuerda Jean-Pierre Valognes, todo Medio Oriente era cristiano antes de la conquista musulmana. Es sin duda la defensa de un mundo diverso y permisivo con la presencia cristiana reducida a Egipto, Líbano y Siria lo que está en la intención papal de encontrarse con un país con las carencias y problemas que la guerra dejó, tales como el sectarismo sunitas-chiitas que generó animadversión contra los cristianos por la ruptura del laicismo del destruido régimen del partido Baaz.

La Comisión Internacional de Libertades Religiosas ha advertido que el éxodo "puede significar el final de la presencia en Irak de las antiguas comunidades cristianas que han vivido en estas mismas tierras 2 mil años". Para constatarlo baste señalar que al comenzar la década de 1980 había cerca de 1 millón 400 mil cristianos, que se han reducido a 100 mil, la mayoría perteneciente al Rito Católico Caldeo Oriental, o asirio, que eran libres de practicar sus ritos bajo las reglas seculares; pero la guerra sacó a flote rivalidades sectarias que previamente no eran tan visibles.

Aunque se considera que la mayoría de los iraquíes son chiitas, una opinión orientada por Sadam Husein llevó a ampliar su número...

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