El Papa "peronista" a prueba

AutorPablo Giuliano

SAO PAULO.- El Brasil de las protestas populares que el mundo atestiguó el mes pasado recibirá al Papa Francisco -quien en su primera gira como pontífice participará esta semana en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ)- y pondrá a prueba el poder de convocatoria del nuevo jefe del Vaticano en el país con el mayor número de católicos del mundo.

"Seguramente habrá manifestaciones y eso forma parte de la salud de la democracia", explica a Proceso el secretario general de la Presidencia, Gilberto Carvalho, mano derecha de la presidenta Dilma Rousseff en el diálogo con religiones y movimientos sociales y exjefe de asesores de Lula da Silva.

Dilma Rousseff fue la primera jefa de Estado recibida por Jorge Bergoglio ya como Papa el pasado 23 de marzo en el Vaticano.

Rousseff lo felicitó por ser "el primer Papa latinoamericano"; el pontífice respondió con una frase que fue del agrado del gobierno brasileño, preocupado por defender su sistema de seguridad social y el ascenso de las clases bajas a medias: "También soy el primer Papa peronista".

Durante años el ex obispo de Buenos Aires estuvo enfrentado con los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, aunque siempre se le ubicó dentro del movimiento nacional y popular inspirado en Juan Domingo Perón.

"El Papa es argentino pero Dios es brasileño", reviró Rousseff para cerrar el intercambio de frases que dio paso a una complicidad diplomática entre la exguerrillera encarcelada durante la dictadura y el jesui-ta que eligió América Latina para marcar el rumbo de su gestión pastoral y política.

La mandataria encontró a un Papa que -dijo Carvalho- abrió un periodo "espe-ranzador"para las relaciones eclesiásticas con Brasil luego de que en 2010 los sectores más conservadores de la Iglesia de este país -incluidos varios obispos- hicieron una abierta campaña contra la entonces candidata presidencial, a quien acusaban de querer despenalizar el aborto.

Tres días antes de la segunda vuelta electoral -en la que Rousseff derrotó a José Serra-, el entonces Papa Benedicto XVI recibió a una misión de obispos brasileños a quienes dio la instrucción de "orientar" el voto de los antiabortistas, "por más impopular que suene".

El oficialista Partido de los Trabajadores (PT) tomó esto como una declaración de guerra. "No diría que se llegó a herir la relación pero sí se creó un clima de indisposición en relación con la Iglesia. Dilma no es religiosa y desde sectores conservadores, de la nada, comenzaron a lanzar toda...

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