Un paraíso de impunidad

AutorMajo Siscar

SANTA ROSA DE COPÁN, HONDURAS.- En El Paraíso, departamento de Copán, el Palacio Municipal es, en efecto, un palacio: 20 columnas romanas adornan su fachada y sus costados; sus dos plantas tienen arcos de medio punto con ventanales... y en su azotea hay un helipuerto. Es una especie de Capitolio barroco.

Hasta 2005 El Paraíso -municipio hondureño de 20 mil habitantes, fronterizo con Guatemala- era un pueblo polvoriento; entonces un exarriero que sólo llegó a tercer grado de primaria, Alexander Ar-dón, se convirtió en alcalde.

Ahora el ayuntamiento de El Paraíso se asienta en un inmueble de 900 mil dólares y cuenta con un mercado municipal de un millón. Además, 60 de sus calles están pavimentadas y 40 pequeños poblados del municipio ya tienen electricidad.

Así lo presumió el propio Ardón el pasado 17 de noviembre cuando asistió al municipio vecino de La Florida, donde tuvo lugar el cierre de campaña de su partido, el Nacional, el cual ganó de nuevo la Presidencia de la República y la mayoría en el Congre so (unicameral) el pasado 24 de noviembr

Ardón apareció públicamente por vez primera en cuatro años para apoyar a la candidata opositora en ese municipio, Rebeca Santos. "Si Rebeca gana las elecciones, la parte financiera de La Florida se la voy a administrar yo un año; y en un año vamos a construir un mercado como el de El Paraíso y les vamos a demostrar cómo se administran los fondos", aseveró.

En entrevista publicada el 9 de septiembre de 2013 en el diario hondureño La Prensa, Ardón aseguró que su riqueza y la de su pueblo provienen de la venta de leche y del comercio trasfronterizo, algo difícil de creer en Copán, uno de los departamentos más pobres del país, donde las milpas, cafetales y pastizales conviven con los sembradíos de mariguana.

A Ardón se le señala como uno de los principales mafiosos locales. De origen humilde, empezó traficando ganado y café hacia Guatemala, luego fue mula en el transporte de droga por la frontera para finalmente dirigir desde hace una década una de las dos organizaciones que trasiegan estupefacientes por tierra hacia el norte.

El otro grupo delincuencial está dirigido por la familia Valle, sus vecinos de La Florida, quienes también pasaron súbitamente de arrieros a traficantes a finales de los ochenta.

Ambas organizaciones crecieron al mismo tiempo que lo hizo Mario Ponce, jefe del cártel del departamento guatemalteco de Izabal, fronterizo con los municipios hondureños de El Paraíso y La Florida. Pon-ce...

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