Paso libre

AutorJohn M. Ackerman

Todos los mexicanos deberíamos solidarizarnos con nuestros vecinos latinoamericanos. Debe detenerse inmediatamente la inaceptable persecución, extorsión y expulsión de migrantes tanto por agentes gubernamentales como por integrantes del crimen organizado. En lugar de hacer el trabajo sucio a Washington, el Estado mexicano tendría que permitir el paso libre por el territorio nacional.

La Constitución nos otorga a todos el derecho al libre tránsito. "Toda persona tiene derecho para... viajar por su territorio... sin necesidad de carta de seguridad, pasaporte, salvoconducto u otros requisitos semejantes", señala el artículo 11. "Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento", anuncia el artículo 15.

Asimismo, la Ley de Migración establece como principio fundamental la "hospitalidad y solidaridad internacional con las personas que necesitan un nuevo lugar de residencia temporal o permanente debido a condiciones extre-mas en su país de origen que ponen en riesgo su vida o su convivencia, de acuerdo con la tradición mexicana en este sentido, los tratados y el derecho internacional". Y el artículo 76 de la misma norma indica que las autoridades en ningún momento "podrán realizar visitas de verificación migratoria en los lugares donde se encuentren migrantes albergados por organizaciones de la sociedad civil o personas que realicen actos humanitarios, de asistencia o de protección a los migrantes".

En México los extranjeros cuentan con los mismos derechos civiles que los nacionales. Tanto el cerco policiaco al albergue Hermanos en el Camino como el constante acoso por las autoridades gubernamentales al Viacrucis violan ñagrantemente el marco jurídico nacional.

Cada año el gobierno invierte cantidades millonarias de recursos para promover el turismo y la inversión extranjera en México. Y cuando los extranjeros económicamente privilegiados de Europa y los Estados Unidos nos visitan gozan de la enorme hospitalidad y apertura al exterior que caracterizan al generoso pueblo mexicano.

Nuestros hermanos y hermanas centroamericanos que buscan trabajo para ganarse la vida al otro lado del Río Bravo merecen el mismo trato y atención. "Por mi raza hablará el espíritu", señala el sabio lema de la Universidad Nacional Autónoma de México. Todos los pueblos de América Latina compartimos una historia similar y...

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