El patriarca del lodazal

AutorBeatriz Pereyra

Blatter es una copia al carbón de Havelange. De él aprendió a operar la FIFA a través de la corrupción y la trampa. El mismo hierro que mató al líder brasileño es el que tiene ahora al suizo a nada de ser acusado de recibir sobornos.

La caída del máximo jerarca de la FIFA era cuestión de tiempo. Los señalamientos y acusaciones que la prensa británica ha hecho durante más de 15 años así lo indicaban.

El lodo que comenzó a descubrirse obligó a la FIFA a simular que, a través de una investigación independiente, encargada al exfiscal estadunidense Michael J. García, realizaba una limpia interna entre sus miembros, quienes fueron acusados -e incluso algunos, expulsados- por los actos de corrupción que cometieron, entre ellos ofrecer o aceptar sobornos.

En agosto de 2011, después de que Blatter lograra su cuarta reelección al frente de la FIFA en medio de acusaciones, la organización no gubernamental Transparencia Internacional (TI) le pidió que cumpliera su promesa de instalar una comisión integrada por personas ajenas al organismo, ya que era "crucial" que rindiera cuentas y fuera transparente.

Después de varios escándalos de sobornos y compra de votos para la designación de las sedes mundialistas, principalmente las de Rusia 2018 y Qatar 2022, en julio de 2012 la FIFA designó a García-uno de los candidatos del presidente Barack Obama a la dirección del FBI- para realizar la investigación, y nombró al juez alemán Hans-Joachim Eckert, especialista en casos de soborno, como presidente del Comité de Ética.

El "Informe García" fue entregado en septiembre de 2014. La FIFA no hizo pública la investigación. Se limitó a informar, a través de Eckert, que reveló "algunos hechos susceptibles de atentar contra la integridad del proceso de atribución de los Mundiales de 2018 y 2022, pero no lo suficientemente graves como para poner en duda la concesión de las sedes".

Esta conclusión fue rechazada por García, quien denunció "una presentación errónea e incompleta" de su investigación y exigió que se difundiera completa ante la opinión pública.

A esta exigencia se sumaron voces como la del presidente de la UEFA, Michel Platini, y el vicepresidente de la propia FIFA, el jordano Ali Bin Al Hussein, pero nada pasó. Blatter advirtió a la Asociación Inglesa de Futbol (FA) sobre las consecuencias legales que enfrentaría si se atrevía a publicar íntegramente el Informe García.

De hecho, nunca ha pasado nada cuando algún miembro o exmiembro del organismo ha señalado...

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