Peña Nieto vuelve a soñarse "presidente del empleo"

AutorCarlos Acosta Córdova

En el mundo fantástico en que parece vivir el presidente Enrique Peña Nieto no hay boquetes mortales en carreteras, producto de la corrupción. Tampoco desaseos electorales que frustren aspiraciones ciudadanas y pongan en entredicho la credibilidad de las instituciones electorales.

En ese mundo mágico tampoco hay una justicia blandengue que no acierta a poner en su lugar a exgobernadores expoliadores del fisco, impunes, cómplices de delincuentes y corruptos sin límite.

Por el contrario, en el mundo feliz de Enrique Peña Nieto y su corte, todo marcha sobre ruedas y es él mismo quien enfáticamente, y a cada rato, se encarga de dar siempre la "buenas nuevas".

Meses lleva ya diciendo, festejando, la gran creación de empleos. Hace dos semanas aseguró que la suya ha sido "la presidencia del empleo", pues en lo que lleva de su administración se han creado "2.8 millones de empleos formales nuevos", hecho que -dice- no se ha registrado en ningún otro sexenio en la historia del país, mucho menos en el anterior, en el que, por el contrario, se registró una pérdida neta en el área.

Según su discurso, la economía mexicana está más fuerte que nunca; no ha dejado de crecer -a finales de mayo el INEGI informó que en el primer trimestre de este año la economía creció 2.8% respecto de igual trimestre del año previo- y nunca ha perdido atractivo para la inversión extranjera.

Pero lo que más beneplácito causó en el gobierno federal, y regocijo franco en la Secretaría de Hacienda, fue el dato de que la calificadora internacional Standard & Poor's Global Ratings (S&P) mejoró la perspectiva de las calificaciones para la economía mexicana.

En agosto del año pasado S&P causó un gran revuelo en el medio financiero nacional -y sus consecuencias: volatilidad del tipo de cambio, depreciación del peso, fuerte salida de inversiones de cartera, in-certidumbre, desazón de las autoridades-porque decidió cambiar de "estable" a "negativa" la perspectiva de la calificación crediticia internacional de México, debido a las altas probabilidades de que siguiera aumentando desproporcionadamente la deuda gubernamental, a tal grado que el nivel de la deuda o la carga de los intereses significaran un incremento en la vulnerabilidad de las finanzas públicas.

Y bajar la perspectiva de estable a negativa significaría que en menos de 24 meses la calificadora bajaría las calificaciones soberanas de México en moneda extranjera de largo y corto plazo en escala global, de "BBB+" y "A-2" respectivamente, que significan una capacidad adecuada para cumplir con los pagos de la deuda, aunque con condiciones económicas adversas.

Sin embargo, no se cumplía un año siquiera de ese plazo y S&P rectificó: la semana pasada, el martes 18, no sólo mantuvo las calificaciones soberanas de México en moneda extranjera de largo y corto plazo en escala global, en "BBB+" y "A-2", sino que volvió a poner en "estable", desde "negativa", la...

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