La peor de las fronteras europeas

AutorAndrés Mourenza

EVROS, GRECIA.- A finales de octubre la afgana Gur Wutai, su hija de 13 años y un sobrino se embarcaron en un bote inflable en la orilla turca del río Evros, junto con otros refugiados. Apretujados y en silencio.

Su hija y su sobrino eran la única familia que le quedaba a Wutai luego de una disputa entre clanes en su lejano Afganistán.

Atrás quedaban 4 mil 600 kilómetros desde Mazar-e Sharif, por suelo afgano, iraní y turco y la estancia en los miserables barrios de inmigrantes de Estambul en espera de un traficante. El pago: mil euros por cabeza.

El bote alcanza la otra orilla del río. Están en Europa. Desembarcan desconcertados por la oscuridad del bosque que los rodea. "La policía griega nos arrestó en Alejandrópolis. Nos enviaron a la comisaría y de allí a una cárcel. En la prisión nos quitaron los documentos, los celulares y los cargadores y los tiraron a la basura", relata.

Gur Wutai está ahora atrapada en el campo-cárcel de Fylakio (en el norte de Grecia) junto a otros 240 refugiados. Si hubiera llegado tres años antes, las autoridades griegas le habría facilitado un documento y habría podido continuar su viaje hacia el corazón de Europa.

Las islas

Se cumplieron tres años del acuerdo antimigratorio firmado por la Unión Europea (UE) y Turquía, que limita la llegada de refugiados a través de las islas griegas; pero si se pone un obstáculo aquí, si se cierra una frontera allá, las rutas darán un rodeo para seguir su camino, siempre con la misma dirección: del país pobre al país próspero.

Muchas veces esta redefinición de las rutas implica tomar sendas peligrosas. Por ejemplo, muchos de los que antes intentaban entrar a territorio europeo por la frontera greco-turca, ahora lo hacen por las aguas mediterráneas, en mar abierto. Así que se ha elevado la proporción de mortalidad: si en 2015, en medio de la crisis de los refugiados, cuando llegó a la UE más de un millón de migrantes, hubo 3 mil 771 muertes en el mar; el año pasado, cuando apenas llegaron a Europa poco más de 140 mil migrantes, murieron 2 mil 277.

En Grecia, con las fronteras de los países balcánicos cerradas, los campos de refugiados, especialmente los de las islas, están hacinados.

"El campamento de Vathy, en la isla de Samos, tiene capacidad para 650 personas. Pero ahora mismo hay más de 4 mil 200. La mayoría, en tiendas de campaña fuera del campamento. La situación es trágica. No tienen agua ni baños. Hay basura por todos lados, hay mosquitos y ratas. La gente vive en medio del bosque a merced del frío y de la lluvia", dice a Proceso el coordinador de Médicos Sin Fronteras en la isla...

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