Pérez Prado: repercusiones de un centenario

AutorPável Granados

Hay pocas fechas claras en la vida de Dámaso Pérez Prado. Las de sus primeros arreglos musicales, de la época en que comenzó a imaginar el mambo, de sus primeras grabaciones, y especialmente, la de su nacimiento. Ésa él la hizo fantasmal.

"No, chico, ahora no recuerdo". Hasta que Ulises Rodríguez Febles, dramaturgo matancero, encontró su huidiza acta de nacimiento. 11 de diciembre de 1917 es la fecha definitiva. Ya se le puede poner un alfiler en ese cruce del tiempo, para fijar su circunstancia. Y ya se le puede festejar en forma. Matanzas, la ciudad cubana de los muchos puentes, fue el lugar en donde nacieron el danzón y el danzonete, la tierra de la Sonora Matancera y de la rumbera Amalia Aguilar. Pero no tenía muy claro que de ahí era Pérez Prado. Él mismo no tenía mucho interés en su ciudad, la había abandonado muy joven y como que cultivó cierto rencor contra su país de origen.

Convocados por Ulises Rodríguez, fuimos a Matanzas el día de su centenario: Iván Restrepo (mambólogo número uno de México), Leopoldo Gaytán (por muchos años, director de Investigaciones Fílmicas de la Cineteca Nacional), la poeta Nelly Keoseyán, el DJ Yaxkin Restrepo y yo. Matanzas se asombró porque el mambo no ha sido parte de la cultura de la isla. Cuando hablamos de mambo, hablamos de música cubana creada en México, de música cubana pero orquestada según los modelos de las orquestas del jazz. Y música cubana pero tocada por músicos mexicanos, porque Pérez Prado sólo conservó en su orquesta un par de compatriotas suyos.

El mambo le cantó a la UNAM, al Poli, a la Normal de Maestros, al mercado de la Merced, a la calle de Tacuba, a María Victoria, a Tongolele, a las Lupitas... y, naturalmente, a los chafiretes: "Yo soy el icuirucui, el macalacachimba, el ruletero, el chafirete". Pensaba que esta última palabra era un neologismo del mambo, pero no: Mariano Azuela la usó en su novela La luciérnaga, de 1932. "Chafirete" es un diminutivo afectuoso de "chofer", tal vez un chofer chafa. Es decir, un mexicanismo en un mambo.

Pérez Prado le hizo arreglos a composiciones de María Grever, Felipe Valdés Leal, Memo Salamanca, Consuelo Velázquez, Agustín Lara, Alberto Domínguez, Pablo Beltrán Ruiz, Luis Demetrio y Tomás Méndez, entre muchos otros; cantaron con él Fernando Fernández, María Luisa y Avelina Landín, Eva Garza, Tony Camargo, María Victoria, El Negrito Chevalier (el primer cantante gay de música tropical) y Las Tres Conchitas.

Se sabe poco, pero existe también...

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