Perseverancia crítica

AutorHéctor Tajonar

Proceso es, a un tiempo, consecuencia y dique del autoritarismo. El primer número de la revista apareció el último mes del gobierno de Luis Echeverría, responsable del artero golpe contra Excélsior, cuyo director era Julio Scherer García, perpetrado el 8 de julio de 1976. El ataque más execrable contra la libertad de expresión en la historia reciente del país estuvo precedido por el boicot publicitario de los grupos empresariales, auspiciado por el propio mandatario en agosto de 1972. Eran los años de la autocracia presidencial en la que el control y la censura de los medios de comunicación se ejercía mediante la compra de publicidad, el papel distribuido por la empresa estatal PIPSA, además de otras dádivas en dinero y especie para garantizar la sumisión absoluta de los dueños y directivos de periódicos a los dictados del Señor Presidente. Esas formas de cooptación estaban acompañadas de la amenaza, más o menos explícita, de que quien no se plegara a esa exigencia enfrentaría la ira del jefe máximo en turno, con efectos devastadores. Ante esa circunstancia, la docilidad de los medios informativos era (casi) unánime. La excepción a dicha sumisión fue el Excélsior de Scherer. Por eso hizo historia.

Proceso nace como respuesta al manotazo del déspota. Con entereza y profesionalismo ejemplar, el fundador de este semanario y un destacado grupo de colaboradores asumieron la responsabilidad de continuar su proyecto periodístico en busca de las verdades ocultas del acontecer nacional, escondidas tras la densa niebla del engaño y la simulación. Un periodismo insobornable dedicado al escrutinio de los poderosos, no al servicio de los sátrapas. El ejercicio de la libertad como oficio de desenmascaramiento: exhibir y denunciar los abusos y torpezas de quienes detentan el poder político y económico del país, en un ámbito informativo en el que prevalece la docilidad rastrera ante la casta gobernante y sus socios privados.

Proceso se distingue por haber mantenido una perseverancia crítica sin par a lo largo de cuatro décadas. Con seriedad y valentía, la revista ha documentado el tránsito de la "dictadura perfecta" a la democracia defectuosa, así como las sucesivas decepciones causadas por los deficientes siete gobiernos que ha padecido México durante ese lapso. No ha sido fácil. "En un sistema como el nuestro, que a gala tiene el servilismo y la adulación al presidente de la República, es arduo y paciente el ejercicio de la libertad. Todo la pone a prueba", escribió el fundador de este semanario en 1986, al recibir el Premio Manuel Buendía a la Trayectoria Periodística. Scherer sabía de lo que hablaba; había sufrido el autoritarismo presidencial en carne propia.

Durante la gestión de José López Portillo, Proceso informó puntualmente de la petro-lización de país, así como de la promesa inicial del mandatario de "administrar la abundancia" y...

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