El peso de la banalidad

AutorJavier Sicilia

Los seres humanos que hoy hacen la vida política del país son, por desgracia, la antítesis del Cid. Para ellos la palabra es un instrumento maleable, sin densidad ni peso, como sus propias personas en la etérea pantalla de una computadora o de un televisor.

Por desgracia sus consecuencias son terribles. Las palabras, en la medida en que crean el mundo, no sólo muestran la futilidad de un ser humano, provocan cosas. Cuando se usan de manera perversa ("dar vuelta al sentido") generan acontecimientos de una densidad proporcional a su banalidad. Así, a diferencia del Cid, nuestros políticos traicionan sus promesas; a semejanza del rey Alfonso, difaman, mienten, manipulan, ocultan la realidad y terminan, con ello, por hacer que la violencia que azota al país no sólo se vuelva la continuación de la vida política, sino que adquiera día con día carta de naturalización. Son innumerables los ejemplos. Basta con abrir un periódico, visitar las redes sociales o mirar un noticiario para sentir su horror.

Uno de los casos más elocuentes, porque se refiere a las víctimas de la violencia, es el informe que el 8 de abril rindió en la "mañanera" Alejandro Encinas. Lo que mostró como logros de la administración de López Obrador, además de ser una forma de la mentira y de la malversación de la palabra, ocultan las traiciones que él y la Presidencia de la República hicieron de la palabra dada a las víctimas al inicio del gobiemo de la 4T. Es también, por lo mismo, una forma de darle carta de naturalización al crimen.

1) Encinas miente cuando dice que el número de personas desaparecidas se carga en la base de datos en tiempo real. Sabe perfectamente que las fiscalías de los estados y la FGR suben la información de manera irregular, desfasada y parcial. Sabe también, por lo mismo, que esas cifras se irán actualizando a lo largo de los meses, mostrando saldos espantosos.

2) Malversa la verdad al decir que los hallazgos de fosas y de cuerpos disminuyeron en 2020. Ciertamente, hubo una disminución, pero ésta se debió a que las labores de búsqueda se suspendieron varios meses a causa de la pandemia y apenas empiezan a reactivarse.

3) Oculta la realidad al festinar que 38% de los 2 mil 763 cuerpos hallados de diciembre de 2018 a marzo de 2021 han sido identificados. Esa cifra, además de que oculta los otros 39 mil cuerpos que siguen sin ser identificados en los Seme-fos del país -cifra que irá en aumento con la reactivación de las búsquedas y la imparable violencia-...

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