Los Pinos: lo que el sexenio se llevó

AutorArturo Rodríguez García

El teléfono rojo, mítico objeto de "la red" que comunicaba a los altos funcionarios con el presidente, ya no está. No aparece en el despacho presidencial de la residencia Miguel Alemán, que se ubica a la izquierda del vestíbulo; tampoco está en la casa Miguel de la Madrid ni en el despacho más acogedor, no por ello menos lujoso, de la casa Lázaro Cárdenas. Símbolo del acceso al poder presidencial, invocación frecuente de novelas y thrillers políticos, no hay rastro del teléfono rojo en la que fue la residencia oficial de Los Pinos, como tampoco hay un solo teléfono o intercomunicador en ninguno de los despachos que debió ocupar el equipo presidencial, que se pueden recorrer por todo el pasillo trasero de la casona que durante más de ocho décadas habitaron -y desde donde despacharon- los presidentes de México.

Tampoco hay ni una computadora, impresora, trituradora, engrapadora, engar-goladora o perforadora; ni un despachador de agua, una cafetera o algún horno de mi-croondas, objetos todos que se contaban por cientos en el inventario de bienes de la Presidencia de la República hasta un año antes de que la residencia de Los Pinos fuera desalojada.

Y en definitiva, los números no cuadran cuando se procura hacer el contraste, por ejemplo, de las sillas, sillones y credenzas asentadas en el inventario obtenido por Proceso en julio de 2017 sobre el mobiliario de la hoy exresidencia oficial, con los que se puede observar en los rincones de las tres casas presidenciales y el salón Venustiano Carranza, que desde el pasado sábado 1 cualquier ciudadano puede visitar.

Sede del poder político durante ocho décadas, el perímetro ya no cuenta con el recaudo del Estado Mayor Presidencial; está custodiado ahora por efectivos de la Primera Brigada de Policía Militar que fungen como agilizadores de visitas, empleados de la Secretaría de Cultura.

No hay guía de turistas ni explicación de algún tipo, excepto por las etiquetas en algunos cuadros de artistas célebres o muebles de cierta importancia; y algunas descripciones, como la del "búnker", cuya sala de crisis fue construida en el sexenio de Felipe Calderón, en el sótano de la casa Miguel Alemán; y naturalmente los letreros que acompañan numerosas piezas en los que se lee: "Así se recibió".

La ausencia de objetos es notoria en relación con lo registrado por la Oficina de la Presidencia de la República hasta el 2 de mayo de 2017, fecha en la que este semanario hizo una solicitud de información (folio 0210000037317), con el fin de documentar el inventario de la residencia oficial de Los Pinos para contrastarla con lo entregado una vez ocurrido el cambio de gobierno.

Hasta entonces era imposible saber cuál sería el resultado de la elección presidencial y mucho menos que Los Pinos fuera a quedar abierta al público, como ocurrió este mes, al arribo de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia y cuya administración aún no logra conocer el destino de miles de objetos faltantes.

El pasado lunes 3 Proceso solicitó formalmente a la Coordinación de Comunicación Social...

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