Plácido Domingo en Tlatelolco

AutorRaúl Díaz

Organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de México para conmemorar y honrar a las víctimas del terrible sismo del 85 y a los miles de mexicanos y extranjeros que espontáneamente se organizaron y dieron una inolvidable lección de solidaridad, el concierto estuvo a cargo de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM), el coro Enharmonia Vocalis y los cantantes solistas, Rosendo Flores, bajo; Dante Alcalá, tenor; Grace Echauri, mezzosoprano y, María Katzarava, soprano, especialmente traída de Italia para la ocasión. El director fue el gran Plácido Domingo, traído desde Los Ángeles, Estados Unidos. La obra ejecutada, el soberbio Réquiem de Giusep-pe Verdi.

¿Cómo, quién se atrevería a objetar que se conmemore y honre a las víctimas y a los res-catistas? ¿Quién cuestionaría la calidad del elenco?

Hasta aquí pues, todo bien en el papel. El problema empieza cuando se deja el papel y se ve en la realidad el cómo.

En principio el grandioso Réquiem ni siquiera se interpretó completo, sino como el propio escuálido programa de mano indica se trató de "selecciones". Concretamente de "Réquiem", "Dies Irae" y "Libera me". Es decir, se dejaron fuera, entre otras partes, el "Ofertorio Domine Jesu" y el "Sanctus". ¿Qué motivos artísticos hubo para eso, quién tomó esa decisión y por qué? Puesto que el concierto era gratuito para el público, ¿se consideró que no merecía oír el Réquiem completo? En fin, los renglones torcidos de la burocracia son infinitos.

Ya en lo puramente artístico hay que...

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