Pobre naces, pobre te quedas

AutorMathieu Tourliere

En lugar de destinar su energía e inteligencia a una carrera de comunicación y diseño en la UNAM, Guillermo Ramírez Ávila, de 20 años, pasó los últimos dos brincando de un trabajo mal pagado a otro para aportar un poco más a los 2 mil pesos mensuales que le quedan a su madre, Emilia Ávila, después de pagar la renta y el transporte. Con ese dinero comen la mujer y sus dos hijos.

"Un día Guillermo me dijo: 'Por ahora no voy a entrar a la universidad', y yo sentí algo como... como si me hubieran jalado de los pelos. Empezaba yo a estar mal de salud, él me vio y dijo: 'No quiero ser una carga para ti'. Y me dolió. '¡No la dejes!', le contesté. Y él: 'No te preocupes, tengo la vida por delante'", narra Ávila.

Cuando su esposo falleció, en julio de 2014, la mujer de 54 años asumió sola la crianza de sus dos hijos. Para que siguieran en la escuela trabajó los siete días de la semana, se mudó a una humilde vivienda y redujo a cero los gastos ajenos a la comida y transporte. "Ahí la llevábamos", recuerda en entrevista con Proceso.

Pero su cuerpo no aguantó la carga de trabajo. El dolor que sentía en la espalda años atrás se agudizó hasta volverse insoportable. Un médico le detectó una desviación severa en la columna vertebral y le ordenó limitar sus esfuerzos, so pena de someterla a una cirugía. Esta posibilidad la aterroriza: implicaría al menos seis meses de inmovilidad y otros tantos de rehabilitación. Sin ingresos.

"Razones de injusticia"

En su jerga, los economistas llaman a estos tropiezos de la vida "choques adversos". En una sociedad tan desigual como la mexicana, estos "choques adversos" pueden arruinar cualquier intento de superar las brechas sociales, sobre todo para las personas que vienen de hogares de escasos ingresos, y especialmente las mujeres.

En el informe Movilidad social en México 2019, del que Proceso obtuvo una versión adelantada, el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) observó que ocho de cada 10 mexicanos que nacieron en las familias más pobres del país nunca salen de esa situación.

El informe muestra que, en el extremo opuesto de la escala social, siete de cada 10 personas que nacieron en el 20% de hogares con mayores recursos nunca descienden al escalón inferior. Para quienes concentran 10% del ingreso nacional, el riesgo de caer es prácticamente nulo.

"En México, casi la mitad de la desigualdad de resultados en la vida se debe a circunstancias de origen, como el lugar de nacimiento, el sexo o el color de la piel. Son situaciones que no tienen que ver con el esfuerzo de las personas", resalta Roberto Vélez Grajales, director ejecutivo del CEEY.

"En la medida en que las opciones de vida de las...

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