El poder de los símbolos

AutorMathieu Tourliere

Este lunes 20 se realizará la ceremonia de reapertura de la embajada de Estados Unidos en Cuba y, como parte de ello, se izará la bandera de las barras y las estrellas en el asta que se encuentra en el edificio de la Sección de Intereses de Washington (SINA), en pleno malecón de La Habana.

El acto -cargado de simbolismo-marcará "el fin de una época, el fin de la Guerra Fría", afirma el historiador cubano Rafael Rojas, del Centro de Investigación y Docencia Económicas.

En entrevista con Proceso, Rojas anticipa que la percepción de los habaneros sobre el edificio cambiará: la estigmatizada SINA -que según el discurso oficial es "símbolo de la subversión"- se convertirá en "la embajada"; es decir, en "símbolo de la estabilidad".

El investigador considera que el Partido Republicano, el cual controla al Congreso estadunidense, no podrá impedir el proceso de normalización de las relaciones entre ambos países, pues "una embajada reconocida por el gobierno cubano abre las puertas para el diálogo con la oposición y con sectores de la sociedad civil con los cuales antes no podía reunirse, como el de la Universidad de La Habana".

El académico, autor del libro La Reuolu-rión Cubana, publicado en mayo pasado por el Colegio de México dentro de su colección Historias Mínimas, está convencido de que "el estrechamiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos no hubiera sido posible con Fidel Castro en el poder".

Recuerda un hecho que apuntala su tesis: después de que el 17 de diciembre los presidentes Barack Obama, de Estados Unidos, y Raúl Castro, de Cuba, dieron a conocer el logro de un acuerdo para restablecer las relaciones diplomáticas, "Fidel Castro se mantuvo en silencio un buen tiempo y wcuando habló, dijo que él, por principio, desconfiaba de Estados Unidos, pero que no se oponía a la decisión que había tomado su hermano".

En los meses previos a ese anuncio, "Fidel reaccionaba inmediatamente a muchos temas de la realidad internacional", publicando su habitual columna en el diario Granma, "pero en este caso el silencio fue muy sintomático y, por supuesto, deliberado", apunta.

Rojas subraya que en sólo dos años y medio el gobierno de Raúl Castro abandonó la "diplomacia bolivariana" y recompuso los vínculos entre Cuba y prácticamente todos los países de la región. Ello propició que en 2013 la isla encabezara la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC).

Comenta que la misma CELAC preparó la Cumbre...

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