De política y cosas peores / Desacuerdo

El anfitrión de la fiesta levantó su copa y dijo magnílocuo y altisonante: "Señoras y señores, brindo por las horas más felices de mi vida: aquellas que pasé en brazos de la esposa de otro hombre". Al oír semejante cosa los invitados quedaron en suspenso. Se hizo un silencio cargado de tensión. Y remató el orador con tono conmovido: "¡Mi madre!" Una tempestad de aplausos saludó aquella salida, ingeniosa y emotiva al mismo tiempo. Un compadre del anfitrión, algo pasado ya de copas, quiso emular el brindis. Se puso en pie, alzó su copa y declamó: "Damas y caballeros, yo brindo también por las horas más felices de mi vida: aquellas que pasé, lo mismo que mi compadrito, en brazos de la esposa de otro hombre". Los invitados guardaron silencio, esperando otra salida igual. Lo que recibieron fue una noticia inesperada. El temulento remató, triunfal: "¡Mi comadre!"... La señorita Peripalda, catequista, hablaba de las recompensas celestiales. "En el Cielo -dijo- la corona más grande la llevarán los mártires". Pepito, como siempre, estaba papando moscas. "A ver, Pepito -le preguntó la señorita Peripalda-. ¿Quiénes llevarán en el Cielo las coronas más grandes?" Tomado por sorpresa, Pepito aventuró una respuesta: "¿Los cabezones?"... El tímido empleado le dijo nerviosamente a su severo jefe: "Don Algón: necesito que me permita faltar al trabajo hoy en la tarde". "¿Por qué?" -preguntó el fiero señor frunciendo, entre otras cosas, el ceño. "Falleció mi suegra -explicó el hombrecito-, y quiero asistir a su sepelio". "¡Ah no! -se irritó el ejecutivo-. ¡Primero está la obligación que la diversión!"... Yo tampoco estoy de acuerdo con el impuesto que se aplicará a los refrescos azucarados. Debo decir, por principio de cuentas, que desde hace buen tiempo he dejado de tomarlos. Ocasionalmente bebo alguno -de ningún fanatismo soy fanático-, pero nunca de los llamados "de cola", aunque se escuche feo. No renuncié a ellos por razones de salud o dieta, sino sencillamente porque un buen día me cansé de tomarlos, y porque me di cuenta de que las bebidas naturales son mejores, más sabrosas, nutritivas y sanas, y no me provocan ninguno de los efectos que los refrescos embotellados me causaban. Eso no significa que deje...

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