Subterráneo/ Polarizaciones

El conflicto por el Casino de la Selva, en Cuernavaca, ha polarizado a la opinión pública. Unos cuantos defienden el proyecto de construir ahí dos tiendas gigantescas, pero muchos más lo denuncian como un crimen ecológico y artístico.

Los primeros llaman a los segundos desde intolerantes hasta "hijos de Atenco" y los acusan de negarse al progreso y la modernización. A esto añaden que el problema no es sino un pretexto y en el fondo está el PRD, que quiere crearle problemas al gobierno panista del Estado de Morelos.

Según dicen sus defensores, todo lo que promete CostCo, la empresa constructora, es maravilloso. Van a tirar unos cuantos arbolitos, sí, pero luego van a plantar varios miles. Habrá jardines y auditorios. Los murales del Casino van a ser restaurados. Se abrirán avenidas para desahogar el tránsito y los nuevos comercios abatirán los costos y mejorarán el nivel de vida de todos los morelenses.

Quienes se oponen al proyecto saben que hay mucho trecho entre lo que se promete y los hechos. Los empresarios juran maravillas y entregan porquerías. Además es puro cuento que a CostCo le importe el bienestar de los morelenses: lo que quiere es explotarlos. Y además hay algo chueco porque compró en 10 millones de dólares un terreno cuyo valor real es de 63 millones 750 mil dólares. ¿Quién se habrá beneficiado de la diferencia?

La oposición al proyecto no es de ahora y de tiempo atrás se han sugerido otras soluciones, como abrir ahí un parque público o construir un centro cultural, ya que Morelos no tiene un solo espacio donde pueda presentarse un ballet, una orquesta sinfónica, una obra de teatro. Antes, mucho antes de que el gobierno del Estado y la Secretaría de Hacienda formalizaran la venta en mayo del 2001, grupos importantes de la ciudadanía morelense -de los cuales los perredistas sólo son una parte-, habían rechazado la idea de hacer ahí dos mega tiendas, sosteniendo que debía hacerse algo que beneficiara a quienes viven y trabajan en Cuernavaca. El gobierno, se dijo, no tenía derecho a disponer de esos terrenos a espaldas de la población.

Por desgracia eso fue precisamente lo que hizo.

Reacciones

Tenga toda la razón cualquiera de estos grupos o la tengan ambos sólo en parte, no...

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