Polgovsky, el arte del documental

AutorJavier Betancourt

Talento singular donde el gozo estético no matiza la denuncia de la injusticia y la corrupción, antes implanta el escándalo en la conciencia del espectador.

Dentro del menú en línea del Festival Internacional del Cine en Morelia (FICM), Resurrección (México, 2016), su último documental, muestra el colapso de un ecosistema y las consecuencias en la forma de vida de la comunidad. Se trata del río Santiago, las poblaciones que bañaba, El Salto y Juanacatlán, enclavadas en las orillas de unas cascadas que otrora se apodaban "el Niágara mexicano', vergel que el gobierno de entonces, años cincuenta y sesenta, promovía para el turismo nacional e internacional. Llegó el industrialismo a partir de los setenta, y con él la contaminación, la suciedad, la destrucción de la naturaleza, la enfermedad y la muerte.

Resurrección es propiamente una elegía, el lamento de un edén perdido que los habitantes de entonces, padres y abuelos de las nuevas generaciones, evocan cuando rememoran la abundancia de peces, las carpas enormes, patos, garzas y trullas, un abuelo que platicaba de las nutrias y lo juguetonas que eran. Alguno comenta "ellos comieron río, soñaron río". Los viejos añoran la riqueza de entonces, los jóvenes se aferran al mito porque ese infierno de basura y veneno que viven no pudo haber sido siempre.

Es que el río era el eje de vida, daba comida y trabajo, regulaba el clima; ahora la fábrica es omnipresente, la industrialización feroz trajo el desperdicio, las cascadas se hayan exiguas; la contaminación provoca la espuma, una que flota como nata algodonosa y que los pobladores respiran y ven con desaliento porque saben que toneladas de basura provienen de Guadalajara y otras poblaciones.

Polgovsky se vale de diferentes...

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