Hasta la policía se integra a la delincuencia organizada

AutorPatricia Dávila

Añade que el escenario cada vez es mucho más crítico: "Hoy vemos a la propia policía capitalina sembrando droga dentro de los establecimientos con la única intención de dañar a los empresarios y a los trabajadores... Nos tenemos que defender de dos tipos de delincuencia: la organizada privada, que es la de los cárteles, y la delincuencia organizada pública, que es la de la policía y los gobiernos".

Recuerda que en 2010, cuando Marcelo Ebrard era jefe de Gobierno de la Ciudad de México, ignoró las denuncias de empresarios y comerciantes de la delegación Cuauhtémoc sobre la presión de los narcos para que los dejaran vender droga en sus establecimientos. Lo mismo hizo Miguel Ángel Mancera en ese cargo, denunció Rivera en una entrevista publicada por este semanario el 9 de junio de 2013. Ocho años después la situación está "peor", asegura el empresario:

Los narcos ya no se conforman con vender droga dentro del restaurante o del bar, ahora les piden derecho de piso y en algunos negocios de la Condesa un miembro de las bandas delincuenciales está sentado en las cajas registradoras, quedándose con parte de la venta. Esto ya tiene tiempo y los empresarios no pueden denunciar porque los matan.

Comenta el caso de Ismael Contreras Garduño, quien tenía el bar La Terraza, ubicado en Oaxaca 90, colonia Roma. El 31 de diciembre de 2016 intentó sacar a tres vendedores de droga de la banda Unión Insurgentes (escisión de La Unión Tepito) porque, les dijo, estaba harto. En ese momento uno de los narcos, de entre 25 y 30 años, gritó que todos se hicieran hacia atrás y le disparó en la cabeza. El homicidio sigue impune.

Días antes mi tocayo tuvo una discusión fuerte con el entonces procurador Rodolfo Ríos Garza, quien le dijo que denunciara porque de lo contrario la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México no podía hacer nada. Allí está: no los dejó entrar y lo mataron, y si denuncia también lo matan. ¡No hay salida!

Lo peor es que el gobierno se fue en contra de los empresarios que permitieron la venta de droga dentro de sus establecimientos, les aplicó la ley de extinción de dominio y consignó a propietarios y gerentes por supuesta complicidad.

Rivera enumera también los casos del Living, que estaba en Bucareli y ya desapareció, y El Tíber, en la calle de Nuevo León, en la Condesa. Sus dueños pidieron ayuda a la procuraduría local porque los narcos se habían metido a sus negocios a vender droga, pero como no denunciaron formalmente, la...

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